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ADDENDA PRIMA

Mi primer y único añadido al artículo de D. Gabriel Mª de Otalora (ver SOBRE UNA SENTENCIA APARECIDA EN VALENCIA) fue para sugerir que sobre el tema del derecho a la apostasía, tal vez hubiera algo que añadir. Pues bien.

Hoy me gustaría decir que encuentro francamente irrazonable que nadie (en un momento en que su identidad no se vea amenazada), renuncie voluntariamente a su propia fe. Tendría que ser una persona desesperanzada (que no ofendida) quien así lo hiciera y quien decidiera conscientemente actuar contra ella misma (cosa poco probable). 

Digo ésto porque la razón es una facultad humana que sintetiza nuestro conocimiento y nuestra voluntad ante situaciones razonables, y pienso que el renunciar a nuestra condición de cristian@s conscientemente no lo es. 

Queda dicho en un artículo anterior (ver REFLEXIONES PRE-BAUTISMALES), que aunque el Sacramento del Bautismo no constriña la capacidad de Dios de comunicarse con un ser humano, sí que es el modo ordinario instituido por Nuestro Señor de hacerse presente en el alma humana por lo que a través de él se produce en quien lo recibe la inhabitación trinitaria, y con ello el comienzo de una nueva vida para el cristiano. 

Es así como comienza a vivir en nosotros, y a manifestarse  mediante nuestros actos (siempre que así lo propiciemos) el poder del Espíritu de Dios, y lo que con ello sucede es que se plenifican en la nueva criatura sus naturales capacidades de conocer a Dios y su bondad ontológica (como efecto de la fe), de saber de Él como nuestro Fin Último (lo mismo de la esperanza), y de optar por Él y actuar en consecuencia, siempre por nuestro propio bien (igualmente de la caridad). 

Esta presencia de la Vida de Dios en el alma (la Gracia) es preciso que la hagamos nuestra, es decir, que la acomodemos a  nuestras coyunturales circunstancias y que a base de la repetición de actos tendentes a ello, las hagamos en nosotros virtud. Un hombre o una mujer virtuos@ pues, teológicamente hablando, es un ser evolucionad@ en la adquisición de estas tres virtudes. 

Cuando bautizamos a nuestr@s hij@s siendo conscientes de esta realidad pues, no tratamos de incrementar las estadísticas, y ni siquiera les damos o les quitamos nada a es@s niñ@s: sencillamente favorecemos la celebración del Sacramento porque somos conscientes de que ello supone para el/la niñ@ el comienzo de una vida mística contando con la que a través de su vida podrá alcanzar su pleno desarrollo humano, moral y espiritual.  Sencillamente lo hacemos por su propio bien. 

Posiblemente por el relajo de todos estos conceptos en nuestra sociedad y porque muchas veces padres, padrinos y comunidad hemos hecho dejación de nuestras obligaciones, nos encontramos con que personas en su niñez bautizadas, como no ven coherencia entre lo que manifestamos con nuestras palabras pero demostramos no haber hecho nuestro con el corazón, ante determinados comportamientos excluyentes de algunos miembros de la Iglesia rechazan su propia identidad y no admiten para sí el hecho de ser considerados cristianos. 

Pero aunque sus datos puedan hacerse desaparecer con facilidad de un determinado registro, y aunque con ello (y supuesto que alguien lo mirara) se pudiera llegar a considerar que el número de cristianos descendiera, os diré que hay cosas que no van a pasar.

No es la primera vez que en la historia de la Iglesia se viven momentos de crisis. Pero porque la misma en su conjunto actúa bajo el poder del Espíritu de Dios, pervivirá.

De Ella, con nuestros aciertos y desaciertos participamos todos los bautizados porque con el Sacramento del Bautismo adquirimos una idiosincrasia que nos constituye en un Pueblo de Reyes, una Asamblea Santa, un Pueblo Sacerdotal... ¡Tenemos por qué ser, pues, un pueblo orgulloso!.

Pero puesto que las relaciones que se establecen entre los grupos humanos según su idiosincrasia son capaces de influir en el comportamiento individual de las personas, os diría que ante determinados comportamientos no hay que dejarse vencer ni violentar, porque de las relaciones de un ser humano con Dios sólo saben dos personas: ese ser humano, y Dios. 

Sabemos que Él no nos abandona. Se nos ha dado ya. Es nuestro, o mejor, tenemos que hacerlo cada vez más nuestro: tuyo y mío, o tuyo y mío (cristiano de cualquier condición) y entre los dos (entre toda la cristiandad). Ésto es lo que supone el carácter que imprime en nosotros el Sacramento del Bautismo

Mirad: el otro día le preguntaban a nuestro Lehendakari (el Sr. Ibarretxe) a ver cómo se podía entender en nuestros días lo que conocemos en nuestra tierra como el “Pase Foral” (es decir, aquello de que “se acepta, pero no se cumple”), y el Sr. Ibarretxe contestaba (a mi juicio con mucho acierto), que "el Pase Foral en el siglo XXI es tener capacidad para tomar nuestras propias decisiones".

Pues bien: únicamente nosotros podemos apartarnos de Dios. Además, Él sabe de nuestra intención.

Si nuestra intención al pretender borrarnos de un “registro de buenos cristianos” fuera manifestar nuestra disconformidad con una determinada situación, me temo queridos míos que no estaríamos hablando propiamente de una apostasía, sino de una infructuosa pataleta.

Sabiéndonos miembros de la Iglesia (porque juntos lo somos –querámoslo o no-) debemos velar porque la misma progrese en una determinada dirección.

No es cuestión de que vaciemos los Templos, porque aunque como postura pueda resultar expresiva del malestar de una parte de la Iglesia, lo cierto es que de la falta de relación con Jesús Sacramentado quien se perjudica es el cristiano, no el Señor.

Por eso os diría que veléis por seguir relacionándoos con Aquel que primero os ama y os hace capaces de amar.

Hablad con Él. Sentid su Amor. Os veréis fortalecidos y veréis que esta situación con la maduración como Iglesia desaparecerá.

Poneos en la fila para recibir la Eucaristía, porque que yo sepa ningún celebrante con la Forma en la mano pide la filiación. Reconciliaos en lo que de vosotros dependa con quienes no piensen (seguro que porque desconocen vuestras vivencias) como vosotros, sabiendo positivamente que también a ellos los ama Dios.

Mi propósito por supuesto no es provocaros a la insurrección, sino exponer la idea de que esta Iglesia peregrina tiene que continuar enderezando el rumbo (no sólo de la sociedad civil sino de la suya propia y las veces que sean necesarias) hasta llegar a alcanzar su madurez definitiva para lo cual los cristianos no podemos darnos por vencidos ante determinadas situaciones, sabiéndonos como somos co-herederos del cielo y auténticos hij@s de Dios.

Mucho ánimo pues, porque la Fuerza que nos viene de lo Alto nunca nos faltará...

 

14 comentarios

Gorka -

Me ha dado una impresión inmejorable, el diálogo , la comunicación que he encontrado entre todos vosotros.
Entrando en esa comunicación, no olvidemos que en Jesús, la Palabra de Dios , su imagen aquí en la tierra, nos dice claramente que no ha venido a condenar sino a salvar.
Recordemos las parábolas de la oveja perdida, de la moneda perdida, del hijo pródigo.
Recordemos que la imagen de Dios está bien clara cuando Jesús se pone a lavar los pies; Dios no ha venido a servirse de nadie, sino a servir y el que apuesta por él no se equivoca, pues es más fuerte que la misma muerte a la que venció con la misma muerte como vemos en la resurrección
A Dios se llega por los hombres y todos son hijos de Dios sin distinción ninguna
El ejemplo del buen cristiano nos pone Jesús en la parábola del Samaritano.
En Pentecostés se crea la comunidad cristiana bajo la fuerza del Espíritu Santo destinada para enriquecer a cualquier persona que le deje actuar. Y el Espíritu Santo habla a todos por igual, sean seglares o de la jerarquia.
Si Jesús se presentara a una reunión de Obispos, creo que sacaría el látigo y quitaría todos los birretes.
No hay cristianos de primera y segunda clase; todos son igualmente hijos de Dios y con todos los que quieran se comunica igualmente.

dorota -

La realidad de la Iglesia es una, Martika, independientemente de cómo la interpretemos.
No es que junt@s seamos más fuertes, sino que sin esa unión no somos…

No es posterior a la vida de Jesús, sino anterior. Es una común-unión de los seres humanos con Dios y entre sí, animados por el Espíritu de Dios. Es sólo eso.

No es que la Iglesia sea una intermediaria entre los hombres y Dios: es que la relación de los seres humanos con Dios y entre sí (como te digo animados por el Espíritu de Dios) no es sino como Iglesia (por cuanto que los seres humanos únicamente somos en relación).

La Iglesia, pues, no es algo aislado de nosotros como individuos, sino que somos individuos que en Ella formamos una comunidad: la comunidad de los Hijos de Dios.

En cuanto a que una paloma pudiera bajar a un cónclave para mediar en la elección de un nuevo papa, tampoco creo que esa posibilidad fuera factible (entre otras cosas porque organizaría gran revuelo).

Es el Espíritu de Dios quién está presente entre los cardenales para posibilitar que, con sus limitaciones pero también bajo su poderoso auxilio, estas personas alcancen el mayor grado de discernimiento ante una o varias determinadas posibilidades.

Sus aciertos (o desaciertos) efectivamente los juzgamos a lo largo de la historia; pero es de destacar que, precisamente a lo largo de la historia y pese a nuestros errores, la barca navega y navegará bajo la acción del Espíritu, hasta alcanzar su destino (que no es otro que, conteniéndonos, posibilitar que alcancemos nuestra humana consumación)

dorota -

Yo diría que la vida de un cristiano es una vida constantemente sacramentada, querido Joaquim, y que para que eso suceda, no es importante el cómo, el cuándo o el a través de quien, sino el qué.
Yo espero que “el nuevo Gregorio” sea Benedicto XVI, bajo la acción del Espíritu de Dios, porque por lo demás, eso que dices de la acción de gracias o del perdón, sólo es posible bajo la acción y como efecto de la comunicación del Espíritu, una fuerza centrípeta y expansiva al mismo tiempo que nos constituye como comunidad.
Me encantará leer vuestros comentarios después de mi próximo artículo…

Martika -

Yo opino en parte como Joaquin,para mi la iglesia esta bien,como comunidad de personas,juntas somos mas fuertes. Y creo q es lo mas cercano a la vida post-Jesus. Pero como intermediarios entre Dios y el hombre no tiene sentido!Se arrogan un papel q no lo tienen. Al igual q no me creo q el Lama sea un dios reencarnado,no me creo q una paloma baja y elije un nuevo papa (No hay mas q recordar a los Borgia)

Joaquim -


Leonardo Boff tiene un libro interesante, escrito hace ya bastante, llamado, si no recuerdo mal, “El sacramento de la vida, la vida de los sacramentos”, o algo así. En fin, presentaba la vida del cristiano como un sacramento constante. Se supone que nuestra relación con Dios no debería de estar mediatizada por nada, pero el catolicismo ha interpuesto a unos señores (que a veces son estupendos y otras no tanto), en nuestra relación con Dios. ¿Alguien se cree que el supuesto perdón de Dios, en el caso de que lo conceda, tendrá mayor virtualidad si lo hace a través de un señor vestido de negro que hace molinetes con los dedos en el aire? El ritual no es útil en sí mismo más que como expresión de una vivencia más profunda, y ahí cada uno es cada uno. Creo que los católicos han acabado sintiendo muy lejana a la institución de la que forman parte, que parece más preocupada por el ritual, el dogma cristológico, la moral sexual y cosas que hoy en día están superadas e interesan realmente poco. Y me duele, porque en la Iglesia hay muchísima gente interesante con cosas interesantes que decir. Pero es muy comprensible que muchos no se sientan parte de esa comunidad, de esa ekklesia, pues es mucho el tiempo que ha estado organizando sin piedad la vida de la gente, decidiendo lo que está bien y lo que está mal.

En fin a la fe no se renuncia, cuando uno ejerce la apostasía la ausencia de fe es algo consolidado. Además, se puede renunciar a pertenecer a la Iglesia sin renunciar a seguir siendo cristiano. Hay diversas posibilidades. En cualquier caso, el propio funcionamiento de la Iglesia es anacrónico. Haría falta un nuevo Gregorio que, desatando un poco lo atado por el nº VII, impulsase una nueva reforma, renovando el aire estancado.

Tampoco hay que olvidar que instituir instituir, lo que se dice instituir, Jesús instituyó poco. A lo sumo un memorial que no sé si la eucaristía refleja del todo bien. Más que todas las confesiones de fe, siguiendo a L. Boff, y sin negar el valor que ninguno de los sacramentos puedan tener para los fieles, me llena más la acción de gracias que cualquier comensal pueda manifestar al inicio de un ágape, o cuando alguien es capaz de perdonar sinceramente a su semejante, o cuando somos capaces de ponernos en el lugar del otro sin imposiciones y comprenderle. Es cuando interiorizamos de forma adulta la fe cristiana cuando dejan de molestarnos los aspectos más accesorios y ritualísticos de la Iglesia y, claro, es entonces cuando podemos empezar a sentirnos más cómodos y la apostasía deja de tener importancia.


dorota -

Si las cosas fueran como tú dices, no me extraña que perdamos credibilidad, querida Martika.
Pero yo te doy fe de que no siempre es así.
Mira: no sería la primera vez que se celebraran conjuntamente el Bautismo, la Confimación y la Primera Comunión de un nuevo cristiano, sólo que cada Sacramento tiene su gracia específica, como tendré ocasión de desarrollar en el artículo al que también le remitía a Hola.
Ya me dirás después de él lo que te parece.

Martika -

Yo solo digo q jesucristo se bautizo a los 33 años,de hecho para mi la confirmacion es el momento verdadero en el q eres cristiano,simplemente es la aceptacion consciente del espiritu santo. Dios,es mucho mas tolerante que su iglesia,por eso nos dio la opcion de elegir,cada uno elegie ser creyente o no. Por mucho q te bauticen!Para mas aberracion hoy en dia los sacramentos son actos sociales,en la que no ya el niño,ni siquiera los padres son creyentes.

dorota -

El Bautismo no es un rito de iniciación, Hola, si por ello entiendes un acontecimiento social.
Cuando a un/a niñ@ bautizan, sus padres (que le han dado la vida biológica) favorecen que sobre ese niño inhiera (actúe/penetre) la Vida de Dios.
Como te decía en mi artículo ni los padres, ni los padrinos, ni la comunidad, ni nadie de nadie le damos o le quitamos nada a ese niñ@.

Sencillamente favorecemos que lo que el Sacramento supone se realice, por el propio bien del menor.

Luego vendrá su maduración, pareja a su maduración humana, para la que necesitará contar con el apoyo y el ejemplo de la comunidad.

Por lo demás, los cristianos ni tenemos ni tenemos por qué tener miedo, Hola.

Nos sabemos seres habitados por la Palabra: habitados por el Espíritu de Dios.Es Él el que ha vencido a la muerte en la persona de Cristo, y es precisamente por participar en la naturaleza humana y en la gracia creada de Jesús de Nazareth por lo que nuestra desaparición de la tierra en modo visible no tendrá la última palabra: nosotros sabemos que tras cada muerte hay una resurrección. No en función de nuestros propios méritos, sino porque hemos sido lavados "en la sangre del Cordero", quien adquirió para nosotros la inmortalidad.

Hola -

Bueno, puedo esperar al siguiente artículo, o casi.

Si bien sigue pareciéndome el mismo caso que el de un bebé seguidor de fútbol, o comunista, con o sin sacramento (o cualquier otro “rito” de iniciación que cada uno quiera considerar), no acabo de entender las prisas por hacer semejante historia con un ser humano inconsciente. Puede ser un cristiano en formación si quieres, lo mismo que un comunista en formación, pero ¿qué prisa hay?

Lo veía más claro antes, cuando el limbo esperaba a los no bautizados.
El motivo era el miedo (recurso habitual donde los haya).
Al fin y al cabo, si la real academia es precisa, la aplicación a los bebés con padres más deportivos o políticos que religiosos es evidente. “Lugar adonde, según la doctrina tradicional cristiana, van las almas de quienes, antes del uso de la razón, mueren sin el bautismo”. (“antes del uso de la razón, verdaderamente escalofriante)

Antes de poder decidir nada, la espichas y estás perdido! Menos mal que sus padres fueron religiosos…

¿Pero sin el limbo esperando? Ya no existe (bueno, parece ser que nunca existió)

¿Puede alguien recordarme el interés de bautizar a alguien antes de la mayoría de edad? (por decir algo).
A mí me sigue recordando al famoso “dadme un niño, os devolveré un hombre”.
Marcados antes de saber andar.

Saludos desde aqui

dorota -

Creo que te equivocas, "Hola".
El hecho de hablar de un sacramento sí que cambia las cosas, porque con su celebración "se realiza" aquello de lo que hablamos.
El/la niñ@ es ya desde su bautismo un cristiano en la misma medida en que puedas considerarlo una persona: una persona en formación, pero una persona.

Me hace gracia, porque tu planteamiento coincide con el contenido de un próximo artículo que aún estoy elaborando pero al que ya he titulado como "la gracia de las vitaminas, o las vitaminas de la Gracia".
A él te remito.
Por lo demás, ya hemos dicho que la celebración de un sacramento no constriñe en absoluto la presencia de Dios en el alma humana, pero que (como comunidad), es el modo ordinario instituído por Dios para de este modo constituir la Iglesia.

Hola. -

Buenas,

En mi opinión, en el artículo se habla de cristianos, mucho más que de bautizados. Por más que un padre bautice a un bebé, o por mucho que considere ese momento el “comienzo de una vida mística”, y por su propio bien como dices, el bebé de cristiano no tiene nada.

Todos estaríamos de acuerdo con la misma idea, si hablamos de un seguidor de un equipo de futbol que incorpora como socio a su hijo recién nacido, o lo afilia al partido comunista nada más nacer, me temo que ese niño no tendrá nada ni de seguidor deportivo ni de comprometido político. El hecho de hablar de un sacramento no cambia las cosas.

No se cuanta gente ejercerá el derecho a apostatar por “pataleta”, pero entiendo que en la mayoría de los casos, la brecha es bastante más profunda, y menos sentimental. De hecho, ni siquiera me suena como rechazar “la propia identidad”, sino la apropiación que se ejerce desde la iglesia de ésta identidad. Apostatar equivale a la misma corrección que el bebé del párrafo anterior puede solicitar al club de futbol o al partido político que sea.

Quizá como dices, “Él no nos abandona. Se nos ha dado ya”, pero me parece una idea un tanto peregrina. ¿De veras “se nos ha dado ya” al ser bautizados? ¿hay que seguir pensando que ocurre algo malo con aquellos niños no bautizados? ¿puede alguien ser incorporado a ningún sitio antes de aprender a decir ni siquiera “mama”?

dorota -

Como a cada uno, te doy la bienvenida a "esta nuestra pequeña comunidad".
Agradezco sobremanera y valoro tu valiosa aportación.
¡Hasta pronto!

Pablo Amunarriz -

Buenos días Dorota. Primeramente felicitarte por este blog que me parece realmente interesante. Sí que me gustaría hacer un pequeño comentario sobre el derecho que tenemos todos de poder 'apostatar' en un momento determinado, según recoge el derecho canónico. La apostasía como todos sabemos, es la renuncia publica a la 'fe católica', pues bien, en el mundo globalizado en el que vivimos lo primero que tendríamos que saber para poder hacer un juicio más acertado es por qué se produce esta renuncia. Esta renuncia no implica una renuncia a la 'fe', sino a la 'fe católica', por lo tanto este es el primer punto a tener en cuenta. Si por el contrario, la renuncia es a cualquier tipo de fe, entonces podríamos decir que hay una clara falta de información respecto al concepto, y su desarrollo como persona nunca podrá ser total puesto que una de las cualidades antropológicas del 'ser humano' es la de 'poder trascender' y la de sentirse relativo.

Almu -

¿Pero es que se puede no ser cristiano, o que? Si te han bautizado, te han bautizado.
A mí me bautizaron y me casé por la Iglesia, y no voy a decir que no.
Otra cosa es que no practique.