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::: Dorotatxu :::

LA FAMILIA DE LOS HIJOS DE DIOS

La Iglesia, como común-unión de cuantos nos compartimos entre nosotros y con Él mismo actuados por el Poder del Espíritu de Dios, es ontológicamente una, santa, católica y apostólica. Una, porque es el mismo Espíritu quien la constituye, mantiene y vivifica. Santa, porque es Él mismo quien la justifica. Católica, porque su vocación es la universalidad, y Apostólica, porque el mismo Cristo tuvo a bien fundarla en base a la fe de los primeros Apóstoles.

Cuantos la constituimos, es decir, la comunidad de los bautizados, formamos un pueblo de profetas, sacerdotes y reyes, y esa es nuestra irrenunciable condición.

Así, bajo la acción del Poder del Espíritu de Dios (del Espíritu Santo) la profundidad de campo que nos da la fe nos hace proclamar a Dios como nuestro origen y nuestro común destino, y la experiencia del trato con Él, también bajo la acción del Espíritu Santo, lo que nos convierte en sus apóstoles.

Pero esto no quiere decir que en todo momento –individual ni colectivamente- seamos merecedores de semejante condición. Ésa condición tendríamos que ganárnosla, y para ello habríamos de responder correcta y permanentemente a las mociones del Espíritu de Dios, y ésto no siempre es así.

En realidad, y supuesta nuestra buena intención, andamos siempre “corrigiendo el rumbo”.

Si todo funcionara bien, seríamos una armónica familia. Serían impensables las exclusiones. Seríamos los amados amantes de Dios, y por ende de toda la creación, pero por desgracia por medio quedan nuestras actuaciones...

Si os pongo estos antecedentes, es para argumentar a continuación cómo se puede ser plenamente consciente de la pertenencia a la Iglesia de Dios,

o         cómo se puede considerar que la familia es un bien a proteger,

o         cómo se puede creer en la virtualidad del matrimonio cristiano precisamente como efecto de la Gracia de ese Sacramento (de la que ya hemos hablado),

o         y no dar por buenas determinadas interpretaciones de algunos miembros de la Iglesia que resultan excluyentes para otr@s de l@s que -con todo derecho- son, se consideran, y quieren seguir perteneciendo a la comunidad de los hijos de Dios.

Más que de interpretaciones, tendríamos que hablar de intencionalidades quizá. Su análisis podría resultar más o menos sencillo, si no representara para quienes se sienten excluíd@s un motivo de sufrimiento.

Ell@s y nosotr@s, y ell@s con nosotr@s, formamos una misma Iglesia. Dinámica. Sujeta a evolución hasta que lleguemos a alcanzar, unid@s tod@s, nuestro común destino. Como hermanos, o mejor, como co-herederos. Sólo nosotros podemos renunciar a tal condición, porque no nos la ha dado nadie sino nuestro Padre Dios.

Las circunstancias personales de cada uno son diversas. Las modalidades de familia que coexisten hoy en día también.

No es que haya más o menos homosexualidad o más o menos separaciones o uniones de hecho que antes. La cantidad no es importante.

    • Lo que realmente importa es la ordenación de los afectos al Amor.

Informar de éllo es la función que –a mi modo de ver- con todo amor, ha de cumplir la Iglesia.

No desuniendo, sino convocando. Pero no sólo los miembros de la jerarquía, sino tú y yo: comprendiendo, amando, y haciendo extensivo el Amor.

La familia cristiana constituida en base al Sacramento del Matrimonio y bajo el influjo de la Gracia es la mejor de las posibilidades,

o        pero es que a mí se me antoja existente también en otro tipo de uniones, siempre que lo que se comparta sea el verdadero Amor.

Cierto que en la unión hombre-mujer se basa la continuidad de la especie humana,

o        pero no es eso sino el Sacramento del Bautismo lo que nos da la dignidad de los hijos de Dios.

Hay que recordar también, que de la conformidad para la unión en el Amor de Dios de dos bautizad@s, sólo saben esas dos personas y Dios.

o        Ellos son los ministros de su unión, y todos los demás en una unión de ese tipo presentes (me refiero a la celebración en un Templo de un matrimonio cristiano), incluido el Sacerdote, somos únicamente testigos de la expresión de su voluntad, pero no mediamos en la celebración del Sacramento, que únicamente tiene lugar entre los contrayentes y Dios.

Así, pues, una familia cristiana –a mi modo de ver- no es únicamente la constituida por relaciones de parentesco,

o        sino la constituida en base al Amor que Cristo nos participó...

Una familia en la que cabemos todos. Cada uno con sus circunstancias personales. Amándonos como somos, y a partir de ahí, ayudándonos a caminar y a ser individual y colectivamente cada vez mejor.

En eso se notará que somos hijos de la Iglesia.

o        No en las manifestaciones ni en los eslóganes.

o        No en los miedos ni en la desconfianza.

o        No en la manipulación, aunque estimemos que sea en evitación de posibles perjuicios o por un bien mayor,

o        sino en sabernos todos libres, iguales, coexistentes, y amados por el mismo Dios, ¿no lo creéis así?.

 

7 comentarios

Dorota -

Mira, Alfredo:
Yo creo que el Sacramento del Matrimonio es el de la intimidad entre dos personas y Dios, y desde luego no seré yo quien juzgue la intención de consagrarse mútuamente y contando con la Gracia, de dos seres personales a perseverar y participar en el Amor de Dios, y desde Él, a preservar y comunicar ese Amor de Dios a sus congéneres.
Para éso no considero necesario ser fecundos.
Y si, efectivamente, me he casado dos veces.
¿Satisfecha tu curiosidad?...

Alfredo -

¿Me permites dos preguntas? La primera es si te has casado dos veces, y la segunda, que me gustaría que me dijeras si tú ves posible él matrimonio entre personas del mismo género.

Dorota -

¡Pero qué fuerte has entrado, querida Martika!...
Mira: la verdadera Iglesia no sólo ha estado con los pobres, marginados y desposeídos, sino con todos los que son capaces de compartirse y compartir el Amor.
Por lo demás, creo que tienes razón.
Si únicamente fueran válidos los matrimonois fértiles, yo misma hubiera contraído uno inválido, puesto que cuando me casé lo hice en una tardía edad.
Pero, por lo demás, todos estamos llamados a preservar y a fomentar la vida, pero la vida de la que yo hablo es precisamente la vida espiritual, y por eso me cogen en la cabeza diversos tipos de matrimonios.
Éso es lo que con mi artículo quería decir.

Martika -

Q la iglesia no es la iglesia de Cristo es un hecho,la iglesia no esta al lado de las putas,ni de los parados,como estuvo su fundador. Si los homosexuales no pueden casarse porq no pueden reproducirse,quiero q anulen mecanicamente a todos los matrimonios esteriles,si es por ella q la tiren al rio y si es por él q lo tiren por un barranco. No se me asusten la inquisición era bastante peor q yo!

dorota -

Estás mal informado, Hola.
El infierno si existe, y no es sino vivir en desamor; existe aquí, y existe en la eternidad.
Pero gracias a Dios no seremos nosotros quien nos juzguemos unos a otros, ni a nosotros mismos, sino el Amor, quien por Amor y por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, nos salvará de él.

Dicho ésto, todo lo que sea un matrimonio cristiano "viciado" por un insuficiente conocimiento salvable de lo que se celebra, o por un fingimiento de la voluntad de los contrayentes, esté reconocido como viciado o no por la Iglesia, no es un verdadero matrimonio cristiano.

Pero puede ocurrir exactamente lo contrario: que (independientemente de la formalidad), personas bautizadas y plenamente conscientes del Sacramento que van a celebrar, constituyan para sí mismos ese vínculo matrimonial bajo el influjo de la Gracia.

Éso es un poco lo que con mi artículo quería comentar, Hola.

Te agradezco tu intervención.

Hola -

Es curiosa la pasión de determinados sectores por los sacramentos. Ya se ha mencionado anteriormente en el blog, y en anteriores ocasiones también he mostrado mi desacuerdo al respecto.
Me sigue fascinando la importancia que se le da al bautismo (más aun el bautismo de seres inconscientes), pero eso también se ha comentado anteriormente…
Con respecto al matrimonio, y partiendo de la base que recuerdas: “Ellos son los ministros de su unión, y todos los demás, incluido el Sacerdote, somos únicamente testigos”:

Tal y como yo lo veo, es bastante absurdo tratar de interpretar las uniones de terceras personas a la hora de denunciar uniones que no satisfacen nuestros criterios de idoneidad, como también me parece absurdo que una persona cristiana, formalice su unión en una boda “tradicional” con una pareja atea. El matrimonio está sobrevalorado…

En fin, en los últimos días más de lo mismo, demostraciones de sectores de la iglesia católica jugando a influir en la vida política. Lo dicho, el infierno está plagado de buenas intenciones (y eso que ya no existe)…

Gorka -

"Así, bajo la acción del Poder del Espíritu de Dios (del Espíritu Santo) la profundidad de campo que nos da la fe nos hace proclamar a Dios como nuestro origen y nuestro común destino, y la experiencia del trato con Él, también bajo la acción del Espíritu Santo, lo que nos convierte en sus apóstoles."
Esto , que te ha copiado, lo desarrollas como es propio en ti con claridad y precisión teológica increible, y no es fácil hacerlo, ni mucho menos..