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Pedagogía teológica

UN HOMBRE RICO VESTÍA DE PÚRPURA Y LINO

El tema principal que hay que sacar a la luz, a propósito de la parábola del rico Epulón que se lee en el Evangelio del próximo domingo, es su actualidad, esto es, cómo la situación se repite hoy, entre nosotros, tanto a nivel mundial como a nivel local.

A nivel mundial los dos personajes son los dos hemisferios: el rico epulón representa el hemisferio norte (Europa occidental, América, Japón); el pobre Lázaro, con pocas excepciones, el hemisferio sur. Dos personajes, dos mundos: el primer mundo y el «tercer mundo». Dos mundos de desigual tamaño: el que llamamos «tercer mundo» representa de hecho «dos tercios del mundo». Se está afirmando la costumbre de llamarlo precisamente así: no «tercer mundo» (third world), sino «dos tercios del mundo» (two-third world).

El mismo contraste entre el rico Epulón y el pobre Lázaro se repite dentro de cada una de las dos agrupaciones. Hay ricos epulones que viven codo a codo con pobres lázaros en los países del tercer mundo (aquí, de hecho, su lujo solitario resulta todavía más estridente en medio de la miseria general de las masas), y hay pobres lázaros que viven codo a codo con ricos epulones en los países del primer mundo.

En todas las sociedades llamadas «del bienestar» algunas personas del espectáculo, del deporte, del sector financiero, de la industria, del comercio, cuentan sus ingresos y sus contratos de trabajo sólo en miles de millones (hoy en millones de euros), y todo esto ante la mirada de millones de personas que no saben cómo llegar con su escuálido sueldo o subsidio de desempleo a pagar el alquiler, las medicinas, los estudios de sus hijos.

La cosa más odiosa, en la historia relatada por Jesús, es la ostentación del rico, que éste haga alarde de su riqueza sin miramiento hacia el pobre. Su lujo se manifestaba sobre todo en dos ámbitos, la comida y la ropa: el rico celebraba opíparos banquetes y vestía de púrpura y lino, que eran, en aquel tiempo, telas de rey.

El contraste no existe sólo entre quien revienta de comida y quien muere de hambre, sino también entre quien cambia de ropa a diario y quien no tiene un harapo que ponerse. Aquí, en un desfile de modas, se presentó una vez un vestido hecho de láminas de oro; costaba mil millones de las antiguas liras. Tenemos que decirlo sin reticencias: el éxito mundial de la moda italiana y el negocio que determina nos han afectado; ya no prestamos atención a nada. Todo lo que se hace en este sector, también los excesos más evidentes, gozan de una especie de trato especial. Los desfiles de moda que en ciertos períodos llenan los telediarios vespertinos a costa de noticias mucho más importantes, son como representaciones escénicas de la parábola del rico epulón.

Pero hasta aquí no hay, en el fondo, nada de nuevo. La novedad y aspecto único de la denuncia evangélica depende del todo desde el punto de vista de observación del suceso.

Todo, en la parábola del rico Epulón, se contempla retrospectivamente, desde el epílogo de la historia: «Un día el pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue sepultado». Si se quisiera llevar la historia a la pantalla, bien se podría partir (como se hace frecuentemente en las películas) de este final de ultratumba y mostrar toda la historia en flashback.

Se han hecho muchas denuncias similares de la riqueza y del lujo a lo largo de los siglos, pero hoy todas suenan retóricas o superficiales, pietistas o anacrónicas. Esta denuncia, después de dos mil años, conserva intacta su carga negativa.

El motivo es que quien la pronuncia no es un hombre que esté de parte de ricos o pobres, sino uno que está por encima de las partes y se preocupa tanto de los ricos como de los pobres, incluso tal vez más de los primeros que de los segundos (¡a estos les sabe menos expuestos al peligro!).

La parábola del rico Epulón no se sugiere por el hastío hacia los ricos o por el deseo de ocupar su lugar, como tantas denuncias humanas, sino por una preocupación sincera de su salvación. Dios quiere salvar a los ricos de su riqueza.

(Vuelve a ser un comentario del P. Cantalamessa para el evangelio de la Eucaristía del domingo. A mí me sugiere mucho, ¿y a vosotros?...)

VEINTIDOS DE SEPTIEMBRE

Formando parte de nuestra vida nos ha nacido esta niña que no es sino un auténtico regalo de Dios.

Ante Él la presentamos hoy 22 de Septiembre, para que del mismo modo en que en un momento dado sobre los gametos de sus padres recibiera su primer soplo de vida, en el seno de la Iglesia y a través de las aguas del Bautismo reciba hoy la vida propia de los hijos de Dios.

Será el Dios de la Vida quien se haga presente en su alma.

Pero para que su nueva vida progrese y fructifique y del mismo modo en el que una vez concebida en el seno de su madre recibió esta niña cobijo y alimento, en el seno de la Iglesia también nuestra pequeña recibirá el calor y los nutrientes necesarios para que esa nueva vida que hoy se le otorga se desarrolle y llegue a su plenitud. 

Por tanto, somos nosotros como comunidad quienes la presentamos y quienes esperamos con regocijo la acción de Dios sobre ella y su nuevo nacimiento a la vida de Dios.

Sentimos al hacerlo un profundo agradecimiento ante la ternura de nuestro Padre Dios, porque si nosotros queríamos tanto a esta  niña aún antes de que naciera, ¿cuánto más le querrá El Señor?

Aceptamos, pues, este precioso regalo, y con él el compromiso de colaborar para que esta niña progrese espiritualmente y ostente con orgullo su nueva condición.

Para ello, habremos de enseñarle a conocer y a amar a Dios. Poquito a poco. En la medida de sus posibilidades y de las nuestras también.

Lo haremos al transmitirle nuestro conocimiento de la Palabra de Dios, cuando le hablemos de nuestra experiencia en el trato con Él, también lo haremos mediante nuestro ejemplo. Pero sobre todo, sobre todo, lo haremos contando con la ayuda del nuestro Padre Dios.

Es Él con su Poder quien actúa en y a través de todos nosotros, y es Él también quien actuará en y a través de las obras de esta niñita llevándole de ese modo a alcanzar su plenitud humana y espiritual.

Pidiendo que esto sea así para esta niña elevamos nuestros corazones al Padre, y lo hacemos junto con  María.

A ella acudimos bajo la advocación de Ntra. Sra. de Muskilda, patrona del Valle de Iratí, para pedirle que tome a esta niñita bajo su protección, y que bajo su especial madrinazgo nuestra Muskildita llegue a conocer a Jesús, a hacerle presente en su vida, y a alcanzar de ese modo las promesas que Él nos hizo…

... ¡Que así sea!...

(Esta es la monición que tengo preparada para el bautizo de mi nietita el próximo sábado.

Espero que vuestros ruegos sean uno con los nuestros)  

LA PERSONALIDAD DE JESÚS

Este artículo me ha venido hecho, pero no puedo sino compartirlo y ofrecérloslo compactado a vuestra consideración. Es del predicador del Papa, el P. Cantalamessa, quien parafraseando e interpretando a Su Santidad, dice así:

«Sin el arraigo en Dios –escribe el Papa-, la persona de Jesús es fugaz, irreal e inexplicable. Considerar a Jesús a partir de su comunión con el Padre., éste es el verdadero centro de su personalidad».

Muchos no creyentes escr iben hoy sobre Jesús, dice el P. Cantalamessa, convencidos de que son ellos los que conocen al verdadero Jesús, no la Iglesia, no los creyentes. Lejos de mí (y creo que también del Papa) la idea de que los no creyentes no tengan derecho a ocuparse de Jesús. Jesús es «patrimonio de la humanidad» y nadie, ni siquiera la Iglesia, tienen el monopolio sobre Él. El hecho de que también los no creyentes escriban sobre Jesús y se apasionen con Él no puede sino agradarnos.

Lo que desearía mostrar son las consecuencias que se derivan de un punto de partida tal. Si se niega la fe en Dios o se prescinde de ella, no se elimina sólo la divinidad, o el llamado Cristo de la fe, sino también al Jesús histórico tout court; no se salva ni siquiera el hombre Jesús. Si Dios no existe, Jesús no es más que uno de los muchos ilusos que oró, adoró, habló con su sombra o con la proyección de su propia presencia, por decirlo al modo de Feuerbach. Pero ¿cómo se explica entonces que la vida de este hombre «haya cambiado el mundo»? Sería como decir que no la verdad y la razón han cambiado el mundo, sino la ilusión y la irracionalidad. ¿Cómo se explica que este hombre siga, a dos mil años de distancia, interpelando a los espíritus como ningún otro? ¿Puede todo ello ser fruto de un equívoco, de una ilusión?

La mirada del Papa ha sido adecuada: sin el arraigo en Dios, la figura de Jesús es fugaz, irreal; yo añadiría contradictoria. No creo que esto deba entenderse en el sentido de que sólo quien se adhiere interiormente al cristianismo puede entender algo de él, pero ciertamente debería alertar respecto a creer que sólo situándose fuera de éste, fuera de los dogmas de la Iglesia, se pueda decir algo objetivo sobre él."

¿No os ha gustado?...

Tal vez vosotros tendríais algo que aportar...

FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN RELIGIOSA

La educación consiste fundamentalmente en el crecimiento personal. 

Crecer en ese sentido es el resultado inmanente –un resultado cuyos efectos permanece en nosotros- de las operaciones de nuestra inteligencia, de nuestra voluntad y de nuestros sentimientos, es decir, de nuestras operaciones de naturaleza intelectiva, volitiva y afectiva. 

Es la capacidad de evolucionar en ese sentido de los seres humanos lo que posibilita su educación, y es la posibilidad de que ese proceso se lleve a cabo progresivamente lo que posibilita que el educando desarrolle sus dimensiones material y espiritual de una manera sistemática y ordenada, siempre que empeñe en ello su voluntad

Confiando en la capacidad de crecer en unidad y coherencia de los enseñandos, el verdadero enseñante es el que sabe, pese a las dificultades, mirar a los ojos al alumno y esperar de él. 

Pero lo que caracteriza a la verdadera instrucción no es el saber algo, sino saber para qué se sabe, y qué relación guarda con lo supremo y más esencial. 

Es necesario en ese sentido, recuperar una auténtica filosofía de la educación, capaz de ordenar saberes más concretos, más empíricos, más descriptivos, en función de Aquello que constituye lo más supremo y esencial para el ser humano: Dios. Es esta es, a mi modo de ver, la filosofía que ha de informar toda nuestra actuación como enseñantes, ¿no lo creen Vds. también?.  

 

REFLEXIONES PRE-BAUTISMALES

Todos recordaremos esta fecha como la del bautizo de Pablo Gonzalo, un niño nacido del amor, por amor y para amar. En este día, la Iglesia celebra además la fiesta de Nuestra Señora bajo una determinada advocación: la de la Virgen del Pilar. A Ella acudimos en primer lugar para poner a este niño bajo su protección, y para rogarle que, bajo su especial madrinazgo,    Pablo Gonzalo sea capaz de progresar a lo largo de su vida y mediante sus actos de conocimiento y amor a Dios, en la nueva dignidad que ahora adquiere a través del Sacramento de su Bautismo, Y para pedirle también que, contando con la Gracia y con el poder del Espíritu de Dios, este niño sea capaz de hacer presente mediante sus obras y en la medida en la que de él dependa, el Reino de Dios en la tierra. Es esta una común tarea que, aún contando con nuestras deficiencias, todos los cristianos compartimos, y eso es así, porque en tanto que compartimos la Gracia, actúa sobre nosotros y mediante nuestros actos el Espíritu Santo, o, dicho de otro modo, porque por la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en nuestras almas, sobre nosotros y a través de  nuestros actos actúa el poder del Espíritu de Dios. Es así como llegamos a ser y a actuar como hijos Suyos. No porque antes no procediéramos de sus manos, o porque no fuéramos capaces de actuar en un determinado sentido, o       sino porque desde el momento en el que sobre nosotros actúa la fuerza del Espíritu de Dios, nuestros actos alcanzan a provocar unos determinados efectos, tanto para nuestra propia evolución personal, como para las distintas realidades que establezcamos, tanto con otros seres personales, como con nuestro entorno.  Conscientes de esto, su Bautismo es la primera experiencia cristiana de la que aquellos que asumimos la presencia de Dios en nuestras vidas queremos hacer partícipe a Pablo Gonzalo.  Tras las palabras del Sacerdote, y por el poder que a las mismas les confiere el Espíritu de Dios que actúa a través de ellas, al recibir las aguas del Bautismo la presencia de la Santísima Trinidad en este niño será una realidad. Con esta presencia Dios mismo le participa del poder de su Espíritu, de modo que a partir de ese momento y como si de una maravillosa fotosíntesis se tratara, Pablo Gonzalo será capaz de sintetizar la Luz del Amor de Dios y de utilizarla en su propio provecho, de compartirla,  y de actuar en consecuencia.  Será mediante sus actos como pondrá de manifiesto esta realidad, y será mediante sus actos también como podrá participar del Amor de Dios y compartirlo con todas las criaturas.  Esto es así, en origen, porque todos participamos de la Gracia creada de Jesús de Nazaret, y eso es así también, o       porque sobre una humanidad constituida como capaz de Dios, mediante el Sacramento del Bautismo comienza a actuar sobre nosotros y desde nosotros la fuerza del Espíritu de Dios.  Esto es lo que describe exactamente la lectura que hemos elegido: Cristo, el Ungido, es bautizado. Pero es su humanidad, que no su divinidad lo que se bautiza. Es de este modo como llega a instaurarse la nueva alianza de Dios con todos los seres humanos, y es a partir de ese momento también cuando sobre el Hombre-Dios Jesucristo, comienza a actuar contando con su voluntad y mediante sus obras, el poder del Espíritu de Dios. Todos estamos llamados a esta experiencia. En realidad, ésta es la vocación de todo cristiano.  Es la Gracia del Sacramento del Bautismo la que nos capacita para responder a esta llamada. Pero para hacer este proyecto realidad, tenemos en primer lugar que ser conscientes de lo que esta llamada significa, y tenemos también que prestarle la adhesión de nuestra voluntad.  Es al hacerlo cuando alcanzamos nuestra plenitud como seres humanos, porque como decíamos al comienzo al hablar de este niño, todos hemos nacido del amor (de Dios), por amor (de nuestros padres) y para amar (para vivir el Amor). Con su Bautismo Pablo Gonzalo adquiere una nueva capacitación: La de llegar a ser y a actuar como “otro Cristo”. La de llegar a participar mediante sus obras y porque sobre ellas actúa el Espíritu Santo, en la comunión del Amor de Dios.  Nosotros somos conscientes de este hecho, y eso es precisamente lo que con gran alegría celebramos. A partir de su Bautismo nuestra comunidad contará con un nuevo miembro: Pablo Gonzalo será ya un cristiano. Con su Bautismo, nosotros vamos a renovar el compromiso de nuestro Bautismo. Nos comprometeremos también, con la ayuda de Dios, a dar ante este niño testimonio de nuestra fe y razón de nuestra esperanza.  Pero puesto que una y otra se concretan en una persona, en Jesús de Nazaret, vamos a pedirle a Dios que nunca lleguemos a desorientar a este niño con nuestras mezquindades y extravíos, sino que Pablo Gonzalo sea capaz de elevar sus ojos a Aquel de quien proviene toda ternura y descubrir en el misterio de Amor hecho realidad en la persona de Jesús de Nazaret su propio destino: una persona  muerta para la carne,   pero resucitada y vivificadora por participar en el Espíritu de Dios. Sin duda Nuestra Señora hará suyo cuanto aquí pedimos para este niño.  Con Ella vamos a desear, que lo que rogamos se haga realidad para mayor Gloria de Dios. Que así sea.