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FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN RELIGIOSA

La educación consiste fundamentalmente en el crecimiento personal. 

Crecer en ese sentido es el resultado inmanente –un resultado cuyos efectos permanece en nosotros- de las operaciones de nuestra inteligencia, de nuestra voluntad y de nuestros sentimientos, es decir, de nuestras operaciones de naturaleza intelectiva, volitiva y afectiva. 

Es la capacidad de evolucionar en ese sentido de los seres humanos lo que posibilita su educación, y es la posibilidad de que ese proceso se lleve a cabo progresivamente lo que posibilita que el educando desarrolle sus dimensiones material y espiritual de una manera sistemática y ordenada, siempre que empeñe en ello su voluntad

Confiando en la capacidad de crecer en unidad y coherencia de los enseñandos, el verdadero enseñante es el que sabe, pese a las dificultades, mirar a los ojos al alumno y esperar de él. 

Pero lo que caracteriza a la verdadera instrucción no es el saber algo, sino saber para qué se sabe, y qué relación guarda con lo supremo y más esencial. 

Es necesario en ese sentido, recuperar una auténtica filosofía de la educación, capaz de ordenar saberes más concretos, más empíricos, más descriptivos, en función de Aquello que constituye lo más supremo y esencial para el ser humano: Dios. Es esta es, a mi modo de ver, la filosofía que ha de informar toda nuestra actuación como enseñantes, ¿no lo creen Vds. también?.  

 

2 comentarios

marta -

Me gusta leerte

marlene -

Lo intento de uevo