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::: Dorotatxu :::

MOMENTOS DE VIDA

Comentaremos en esta ocasión un texto de THICH NAHT HANN que nos remite nuestra amiga Begoñi relacionándolo con el artículo "LA ESPERANZA DE UNA ESPERA" y que dice así:

"La vida no está disponible sino en el aquí y en el ahora. El pasado se fue y el futuro no ha venido aún. Sólo hay un momento para mí que vivir: es el momento presente. La primera cosa que debo hacer es regresar al momento presente y, haciendo esto, toco profundamente la vida. Mi inspiración es la vida, mi espiración es la vida, el paso que doy es la vida, el aire que respiro es la vida y puedo tocar el cielo azul. Puedo tocar la vegetación. Puedo escuchar el canto de los pájaros, puedo escuchar a otro ser humano.

Si somos capaces de quedarnos en el momento presente, somos capaces de tocar las maravillas de la vida que están allí, disponibles. Muchos de entre nosotros pensamos que la alegría no es posible por el momento. Muchos de entre nosotros pensamos que hace falta todavía algunas condiciones suplementarias para poder ser felices. Es por eso que somos aspirados por el futuro. No somos capaces de estar aquí en el momento presente y es por lo que pisoteamos sobre muchas de las maravillas de la vida. Si continuáis corriendo, entonces no podéis entrar en contacto con estas maravillas que os curan, os transforman y os aportan la alegría."

"Durante el tiempo de la posición sentada, de caminar, de comer o de trabajar al exterior, cultivamos siempre nuestra libertad, pues la libertad es aquello que practicamos todos los días. Para mí, no hay alegría sin libertad y la libertad no nos es dada por nadie. Debemos cultivarla nosotros mismos. Compartiré con vosotros cómo aprender a tener más libertad por vosotros mismos. Independientemente de cómo o de dónde estéis, si tenéis esta libertad seréis felices. "

Sin tener conocimiento de la trayectoria vital de este autor, no cabe duda de que el texto nos remite a unos conceptos que, siendo significativos para él,  circunscribe a un momento puntual de la vida, y yo me temo no estar de acuerdo con él, puesto que considero que el origen o la causa de esas vivencias que él considera puntuales, pervive por sí mismo.

No vivimos momentos presentes ni aislados. Vivimos el presente, porque hemos vivido el pasado, y como preparación de lo que viviremos en el porvenir, siempre que la Vida habite en nosotros.

Esta Vida que habita en nosotros y que nosotros vivimos, como decíamos en un artículo anterior al considerar la virtud de la esperanza, no se hace sino que hace; no se produce, sino que produce; aunque los une, es algo más que la suma de sus componentes, no es otra cosa que la participación de las criaturas (en el modo conveniente a cada una de las naturalezas) de una vida que sólo proviene de Dios. La evolución de nuestra vida (decíamos también), supone la Vida: una Vida que está ya y cuyas manifestaciones observamos.

Puesto que nuestro modo de conocimiento es puntual, mediato y acumulativo, el conocimiento de esta realidad se relaciona con nuestras vivencias, pero la realidad de esta Vida nos trasciende, independientemente del modo que tengamos de concebirla. No está por tanto circunscrita a nosotros, ni somos libres en un momento dado, sino en cada momento por cuanto la libertad forma parte de nuestra condición.

Digámoslo o no, siempre caemos en la tentación de creer que el hombre (el ser humano mejor), es la medida de todas las cosas. Que el tiempo es, que los otros son, que sus criterios son o deberían ser tal y como nosotros lo consideramos. Que todo es según el color de nuestro cristal, pero esto no es así.

La auténtica libertad no es arbitraria, sino la capacidad de autodeterminarnos que tenemos conforme a fines a lo largo de toda nuestra vida, siendo que entre todos los fines que el ser humano se marca, existe uno que prioriza toda nuestra actuación y que todos perseguimos al que denominamos fin último, que no es otra cosa que el concepto que cada uno tenga de su propia felicidad.

Como los cristianos sabemos y todos los seres racionales intuyen que nuestro fin último es llegar a compartirnos con el Amor, resulta que sabemos también que sólo la auténtica libertad es la que nos conduce a ello.

Es ella la que nos permite ordenar nuestros actos hasta llegar a alcanzar nuestra meta, pero no sólo en el momento presente, sino a lo largo de toda nuestra vida.

Si me permitís una licencia poética, os diré que cuando la ejercemos correctamente, cuando el ejercicio de nuestra libertad está ordenado a la consecución de ese fin último del que hablábamos antes, con ella efectivamente nos llega el gozo: un gozo que anticipa el gozo de los ciudadanos del cielo.

¡Fijaos si es intemporal y no momentánea la dicha a la que estamos llamados!..

2 comentarios

dorota -

Tu comentario me parece muy inteligente. Sólo insistiría en que aunque a lo largo de la vida nos fijamos distintos objetivos, y que desde luego el alcanzarlos nos produce uno u otro tipo de felicidad, el fin último del que yo hablo no es algo coyuntural sino trascendente.
La libertad coyuntural de la que tú hablas también es limitada; pero de la que yo hablo, de la constitutiva del ser humano, no.
Cada uno opta según sus determinaciones o sus capacidades: pero tiene la libertad de optar en sí mismo, y esa capacidad es la que no varía.
Mira lo que decía Victor Frankl al respecto:
"Cada hombre, tú, yo, el más desgraciado de los miserables, tenemos dentro de nosotros una mente y un corazón que nadie puede tocar, que nadie puede destruir. Es cierto que nos pueden secuestrar, encadenar, amenazar. Pero nadie nos puede obligar a pensar lo que no queremos, ni amar lo que odiamos, ni despreciar aquello que es lo más importante para nosotros. A lo sumo, podrán dañar nuestro sistema nervioso o destruir partes importantes de nuestro cerebro, pero entonces no habrán doblegado la capacidad del espíritu: un hombre enloquecido no puede usar plenamente de sus facultades, no es capaz de amar en plenitud".

chaopao -

y tan intemporal! "la muerte es el objetivo mas importante al que hacer frente, lleva toda una vida conseguirlo".
Desde luego es oportuno tener un objetivo, y una vida orientada a un fin.
No cabe duda de la satisfaccion que produce tener el control de nuestra vida, y el ir alcanzando nuestras propias metas, pero en ese o en cualquier objetivo.
Es importante tener claras las cosas, y tener las capacidades personales suficientes para afrontar nuestros objetivos con garantias.
La felicidad es una cosa absolutamente personal, pero depende mucho de la capacidad, y del nivel de libertad que cada uno es capaz de alcanzar (es "entrenable" por cierto).
Inicialmente todos tenemos por delante fuertes obstaculos a la libertad, desde culturales (observen si su religion, o partido politico coincide con el de sus padres por ejemplo), geneticos (van a tener que afrontar la vida desde su propio temperamento), o economicos (la gente tiende a pensar que se es mas libre estando forrados de dinero, no es realmente asi, pero tampoco se es mas feliz siendo pobre...).
Me temo que ejercer la libertad lleva esfuerzo, de manera que es mejor divertirse por el camino, no sea que al final, en lugar de ser ciudadanos del cielo, solo se trate de volver donde ya se estaba antes de nacer (¿en ningun sitio?)