LA EXPERIENCIA DE DIOS
Se me ha sugerido que hablemos de la experiencia de Dios. Pues bien: os diré que la experiencia de Dios tiene cabida en nuestra vida, contando con nuestra experiencia, pero de un modo no condicionado por la misma. Pasa por un reconocimiento de Dios y de sus designios, prescindiendo previamente de nuestras valoraciones y vaciándonos de nosotros mismos.
¡Mirad de qué modo tan explícito expresaba algo tan abstracto nuestra amiga Zoe cuando comentaba un artículo mio aparecido en este blog el pasado mes de Mayo, en el que trataba de explicar el sentido del sufrimiento humano y que se denominaba PARA ENTENDERLO!
Nuestra amiga Zoe dice así:
"Como tu dices el sufrimiento no es deseable pero ya de tener que ser poder aprenderlo maximo de el. En mi vida ha sido curioso,como he podido vivir mas mi experiencia espiritual a traves del dolor. Me daba cuenta que esos eran los momentos en que me ponia de rodillas,me quitaba la mascara y pedia ayuda. Eran en esos momentos cuando me sucedian los milagros,llamenlos cada uno como quiera,claridad ante el problema,descanso ante el dolor,paz..etc. Despues de muchas experiencias y todas solucionarlas de la misma manera,me dije ¿Porque no me quedo en esta postura? Si,la de rodillas,que no tiene nada que ver con la humillacion,sino dejando que las cosas transciendan,quitandome la mascara,dejando actuar al que sabe,al Espiritu Santo. La verdad es que pocas veces lo logro,porque tiendo a ponerme la mascara,a saber mas que nadie,a darle a la cabeza como una lavadora. Pero cuando lo consigo,si,es agua bendita!!!!"
Precisando un poquito más, yo diría que el que actuaba en ella era Dios, a través del Espíritu Santo, y que con Él le alcanzaban a Zoe sus siete dones.
Zoe había comprendido que por fin ella actuaba para quien actuaba en ella, y es esa una auténtica experiencia mística a la que todos estamos llamados.
Decía el Evangelio del domingo pasado, que El Señor no había venido a traer paz, sino guerra. Pues bien: la experiencia de Dios supone el éxito de una batalla; pero no contra el demonio o contra el mal, sino contra nosotros mismos.
La experiencia de Zoe nos ha hecho ver, que para escribir como ella lo hace, no es necesario considerar todas las reflexiones que puedan hacerse al respecto: ella simplemente ha considerado una voluntad que no es la suya, y ha sabido respetarla y asumirla por considerar que proviene del Amor.
Para esta percepción pueden molestarnos nuestras percepciones, puesto que nuestro conocimiento de la realidad está mediado por nuestras experiencias y por nuestros sentidos, y mayormente tendemos a considerar conforme a lo que creemos la propia realidad. Pero la realidad de Dios se hace manifiesta y su voluntad se impone, siempre que renazca a ella nuesto conocimiento y hagamos con ello nuestra Su voluntad.
Es el conocimiento de nosotros mismos y de la realidad de Dios como el Totalmente Otro y como el Totalmente Amor para nosotros lo que presenta mayor dificultad, y ésto es producto de nuestra propia vanidad, y por éso,
- sólo cuando sabemos reducir nuestro valor y nuestro criterio a a sus justos términos en relación a Él, llegamos a comprender la existencia de sus designios pese a que nos contravengan,
- y sólo cuando nos sabemos actuados y actuando por su Amor y para su Amor, tiene lugar con la base de nuestra entrega, la magnífica experiencia de la que hablamos.
Te felicito, Zoe, y te agradezco mucho tu intervención, porque como digo tu manifestación no puede ser más explícita.
8 comentarios
Dorota -
Tú ya sabes que tu caminar hacia Dios es certero.
Que Él a través de tu vida te siga sugiriendo...
maría -
Dorota -
Has utilizado, además, expresiones bellísimas, terriblemente llamativas y llenas de sabiduría.
Te felicito.
maría -
dorota -
Me parece certero y profundo. ¿A tí?.
Joaquim -
dorota -
La actuación del poder de Dios en nuestra vida (ésto es, del Espíritu Santo), no excluye sino que precisa de nuestra actuación.
En todo caso, lo que Dios quiere es nuestro bien; pero no el bien de un indivíduo, sino el bien del ser humano, indivíduo a indivíduo considerado, pero en conjunción. Entre medio, nosotros actuamos, y nuestra actuación con frecuencia perjudica "otros bienes" que no son el nuestro.
Sólo tras descubrir y comprender nuestra común llamada al Amor, y que tras practicarlo y por practicarlo el Amor se comparte entre todos los seres humanos, llegamos a participar de la experiencia de la que yo hablo.
A veces, y como mantengo en el artículo, es nuestra vanidad lo que no nos permite distinguir este designio, y en ocasiones además, nuestro presente nos es incomprensible e insoportable. Es entonces el momento de confiar, pero no bobaliconamente, sino porque a lo largo de una vida que transcurre en ese determinado destino, puede comprobarse que Dios del mal saca bien para nosotros. Que, como diría San Pablo, todo es para bien.
Por supuesto, ésto no nos puede llevar en ningún caso a la inactividad... Yo diría que hasta que es imposible, porque en un sentido o en otro, todos y siempre actuamos.
Chaopao -
Tengo la impresion de que pensar que el espiritu santo va a hacer la voluntad de Dios, y esta siempre se va a imponer, solo lleva a la conclusion logica de que no es relevante la actuacion personal (una reflexion bien pasada de moda, pero no por ello deja de aparecer una y otra vez).
Prefiero pensar aquello de "Dios ayuda a quien se ayuda", o "a quien madruga..." y otros refranes por el estilo... el resto se puede dejar a la celebre frase "si dios quiere"... (por cierto, todo esto me ha recordado al libro de "la buena suerte"). Chao