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EFECTOS DE LA FE

En el caso de los seres personales, su forma de ser, de actuar y de relacionarse incluye la capacidad de transcenderse y de compartirse con otros seres espirituales, tras la manifestación que de sí mismo y de su intención unos y otros hacen mediante su palabra. 

Esto les permite, mediado su conocimiento, asimilar como propias las formas sustanciales de otros seres (es decir, su capacidad de ser y de actuar, que no su materia), lo que conlleva la evolución en su ser correspondiente a través de los efectos de sus actos, toda vez que por el acto de conocimiento, lo conocido llega a formar parte del cognoscente posibilitando que éste actúe, contando con lo conocido, según su capacidad.. 

Ésto es precisamente lo que acontece tras la manifestación que de su ser y de su voluntad Dios hace por su Palabra, y, tras asumirla, como efecto de la comunicación de la forma de vida divina que se nos alcanza por la Gracia. 

Es tras la manifestación que de sí mismo y de su voluntad Dios hace por su Palabra, como llegamos a conocer su entidad y su bondad ontológica.  

Esto es posible porque, por nuestra participación en la Gracia, nuestro modo de conocimiento (de por sí experiencial, procesual, acumulativo, episódico y mediato) adquiere unas características ilimitadas que posibilitan que el conocimiento de Dios llegue a ser una evidencia para aquel que conoce.  

Así, es por efecto de la fe sobre el intellectus y la sindéresis humana, y como consecuencia de la manifestación sensible que de Sí mismo y de su voluntad Dios nos hace por su Palabra, como podemos llegar a conocer con certeza la inefabilidad de Dios y su benevolencia.  

Pero es a través del conocimiento de sus obras, del conocimiento que el ser humano tiene de su propia realidad así como de la del resto de las criaturas, y merced a su capacidad de ponerla en relación con Dios, como llega a concebirle a Él como El Totalmente Otro, como Sabiduría y Bondad subsistentes, y como Creador y Origen de todas las criaturas.  

Esta capacidad de conocer la realidad del ser humano, poniéndola en relación con otras realidades en función de su propia conveniencia (función de la estimativa humana), es lo que plenifica en el alma la participación en la Gracia a través de la virtud de la esperanza, como en otro de nuestros artículos analizaremos.

(Éste artículo viene extractado del texto Peldaños de Luz, del que podrán obtener información en la sección de textos comentados)

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