EL ENAMORAMIENTO
Sabéis que el estado de enamoramiento es a mis ojos nuestra condición, pero sabéis también que mantengo que de quien realmente nos enamoramos es del Amor.
Pues bien. Esto es así porque es el Amor quien suspende nuestro ánimo, mientras que es el enamoramiento un estado de ánimo que desencadena nuestra experiencia del Amor.
Cuando de quien te enamoras es de otra persona, y cuando esta experiencia es compartida por el/ella (es decir, cuando nos corresponden), experimentamos una vivencia del éxtasis, de la magia, en la que no parecen haber barreras para los amantes. Es como si nada tuviera mayor sentido que ellos mismos.
Cuando por el contrario no nos corresponden, el deseo y la frustración continua llegan a provocar en nosotros un estado de tristeza profunda. Toda la energía que genera el enamoramiento, al no encontrar respuesta, se vuelve contra uno mismo metamorfoseándose en autodestrucción. Se pierde la alegría, el deseo de vivir, y uno se ve a sí mismo inferior a lo que en realidad es.
En esas ocasiones,
- hay que hacer una despedida interior,
- vivir el duelo
- y prepararse para una nueva apertura.
La situación desencadenante de nuestra experiencia amorosa, puede presentarse ante nosotros bruscamente –lo que se denomina “el flechazo”- o bien puede dársenos como transformación de una relación que se inició como de una sincera amistad.
Pero en todo caso, al enamorarnos, deseamos estar el máximo posible de tiempo con la persona amada; tratamos de incorporarla a nuestro mundo, a nuestra vida; buscamos por todos los medios su contacto. Se busca su proximidad. Sentir su energía.
De algún modo, vivir el enamoramiento es como estar en otro mundo. Es vivir en la fantasía. Se altera nuestra manera de vivir el tiempo y el espacio, porque para nosotros no existe otra realidad que nuestra reciente realidad. Una realidad que nos produce placer, que nos vuelve más receptivos con todos nuestros sentidos y que nos permite también sentir más intensamente nuestras emociones.
Todo nuestro organismo se revitaliza. Hace además que aumente nuestra autoestima:
- nos sentimos más segur@s e importantes,
- querid@s,
- e incluso aquellos aspectos que antes no nos gustaban de nosotros mism@s llegan a minimizarse.
Es como si de repente nos sintiéramos hermos@s, útiles, inteligentes, fuertes, y desead@s ante los ojos del Amado.
- Como si nos hubiéramos convertido en todo aquello que queremos ser o que quiere el otr@ que seamos...
Es lo que tiene el Amor...
Como veis, alguna vez yo también me he enamorado.
Creo que acierto al decir que éstos han sido los efectos realmente válidos que de mi estado de enamoramiento se derivaban.
Aunque en este momento esté viuda, os diré por mi experiencia que todos percibimos que nos merecemos el Amor, porque para eso hemos sido creados,
- y por eso, cuando nos enamoramos, aparece también en nosotr@s la creencia de que la otra persona ha de correspondernos, porque de lo contrario sería injusto.
Sin embargo, el enamoramiento (como todos los procesos internos) se produce individualmente,
- y aunque a veces esa maravillosa experiencia se de a dúo,
- en otras ocasiones no es así, pero, aunque así no sea, lo que quisiera deciros es que con ello no se ve para nada mermada nuestra capacidad.
Puesto que nuestro estado de enamoramiento, querámoslo o no, tiende a unirnos con la persona amada, su ausencia o su no correspondencia llega a causarnos dolor.
Pero no debemos tenerle miedo.
Nuestro estado de enamoramiento no es algo voluntario que se pueda crear ni hacerlo desaparecer. Sencillamente existe o no existe y es un proceso por el que estamos destinados a pasar,
- porque aunque la mayoría de nuestros enamoramientos los vivamos como una experiencia hermosa (algo intenso, pero fugaz),
- en realidad muchos de ellos han nacido en nosotros para concluir.
Forman parte (como si dijéramos) del aprendizaje de nuestra vida.
Son crisis que nos ayudan a renovarnos,
- a generar nuestros propios recursos,
- a afrontar la vida de una forma más positiva y feliz.
De nuestros errores no hemos de culpabilizarnos excesivamente, aunque sí sentirnos responsables. No hemos de verlos como un fracaso, sino como una ocasión para la evolución hacia algo más positivo,
- aprendiendo a confiar en nosotros mismos y en el propio proceso de la vida,
- porque ese Amor que sin duda nos merecemos y que ya se nos ha dado, está ahí para nuestra propia evolución.
Aunque estuviéramos viviendo una situación de desamor, querida Almu, con el paso del tiempo nuestras emociones se tranquilizan y llegamos a ver las cosas con una mayor objetividad.
“A lo último”, como diría una íntima amiga mía, descubres que la capacidad de Amar está en ti, no sólo intacta sino purificada, y no sólo eso sino que,
- si la tienes, es para seguir amando,
- perpetuamente enamorad@ del Amor.
Espero que mi carencia de pudor en este caso comporte también una cierta dosis de glosolalia para vosotros...
No he pretendido otra cosa...
11 comentarios
dorota -
Y a tí, Martika, que me recuerdas mucho al personaje de un poema de E. Evtuchenko de quien el poeta hablaba como de "alguien totalmente desprovista de fingimiento".
Trataré de escribir sobre ello un artículo a ver si consigo animarte un poquito, ¿vale?
martika -
Aunque tu discurso es muy bonito Joaquim yo creo q obras son amores y no buenas razones pero no es mi momento para hablar de eso.
Gork -
Qúé bien dice:"percibimos que nos merecemos el Amor, porque para eso hemos sido creados.
Los otros comentarios bien buenos; completan la visión del Tema.
Lo extraordinario carece de valor si no nace del amor.
dorota -
Es que tu comentario está lleno de Luz y es espléndido.
Te felicito.
Joaquim -
dorota -
Me ha encantado tu comentario y espero contar próxima y frecuentemente contigo.
Tienes razón: todos sufrimos y nos alegramos por las mismas cosas, y todos somos iguales aunque lo hagamos de modo diverso a la hora de participar en el Amor.
Un cordial saludo.
dorota -
El verdadero Amor es lo que viene después.
También la tienes al señalar que hay personas que quieren de un modo egoísta. Tal vez sea porque no saben Amar, pero te aseguro que no son para nada deseables.
Un besito.
Antonio -
Martika -
Martika -
Almu -
Visto así el desamor duele menos.
Se ve que sabes de lo que hablas. Muchas gracias otra vez.