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::: Dorotatxu :::

EL CRUCIGRAMA DE LA FE

Relacionados con el artículo EL POR QUÉ Y EL CON QUÉ DE NUESTRAS RAZONES, aparecen un par de comentarios que parecen tener en común el tema de los evangelios apócrifos, y también la consideración expuesta en uno de los casos de si es razonable o no otorgar a las Escrituras un valor superior al meramente metafórico.

 

La reflexión sobre ello me lleva a comparar el contenido de las Escrituras con un "a modo de crucigrama" diseñado por Dios, en el que se entrelazaran distintos contenidos relacionados en todo caso con Su manifestación, y ante el que nosotros reaccionáramos con mayor o menor afán resolutorio siempre mediatizados por nuestro conocimiento o por nuestra capacidad de interpretación.

 

Pero veréis por qué digo ésto:

 Dios se ha manifestado de diversos modos y en diferentes momentos de la historia (podríamos hablar de sus intervenciones directas o teofanías; del modo en que se nos dirigió por medio de los profetas, o del modo último en que se nos manifestó por boca de “Aquel que sólo conoce al Padre”: Jesús de Nazaret).

Pero siempre lo ha hecho para que nosotros le conociéramos, y para que supiéramos también que su voluntad última era nuestra salvación. 

Todas estas intervenciones salvíficas fueron transmitidas en principio oralmente de generación en generación, hasta que llegado el momento, fueron transcritas por diversas fuentes y en distintos momentos de la historia, tratando sus autores de ser fieles en todo caso al contenido de la Revelación.

 

Es este contenido el que revela el carácter profético del Antiguo Testamento con relación al Nuevo,

o       no sólo porque en el Nuevo Testamento se nos refiere cómo es en Cristo en quien encuentran cumplimiento las promesas de la antigua alianza,

o       sino porque en él se nos refiere también que es en su persona y por su operación como se establece la Nueva Alianza de los seres humanos con Dios.

 

Así, Cristo nos habló de un Nuevo Mandamiento que compendiaba los de la antigua ley (“Amaos los unos a los otros, como Yo os he amado", nos dijo), pero también nos habló de los valores del Reino de Dios, de las condiciones que se requerían para formar parte de él, y de los efectos que se derivaban para el alma de su participación en aquel tipo de Amor (las Bienaventuranzas)

 

Sus palabras pudieron ser transcritas en más de una forma. En realidad poco importa nuestra interpretación. Lo que realmente importa, es que Cristo es la manifestación misma de Dios.

 Es en Él y a través de sus actos como se establece la Nueva Alianza de Dios con todos los hombres, pudiéndose comprobar por su medio cómo a través de las obras de un ser humano en plenitud de Gracia actúa mediante sus actos y se manifiesta actuando en ellos el Poder del Espíritu de Dios 

Es éste el Espíritu que impera en toda la Revelación, y como digo, poco importan ante Ella nuestras maneras literarias o nuestras interpretaciones.

 

Para resolver nuestro especial crucigrama, sólo hay que ceñirnos a los modos y maneras de Cristo, porque Él es la Palabra de Dios.

 

Y del mismo modo que ante un crucigrama en el que una misma palabra pueda tener distintas acepciones recurrimos a un diccionario para encontrar la más adecuada erigiéndolo en árbitro y apoyo de nuestras deliberaciones, bastará recurrir al Magisterio de la Iglesia ante cualquier duda sobre a la verdad revelada en la seguridad de que la selección que de las distintas interpretaciones haga, estará basada en datos históricamente contrastados y por lo demás debidamente fundamentados y coherentes con la verdad.

4 comentarios

dorota -

¡Chica, Martika!, ¡lo que dices siempre es tan bonito!...
Creo que es verdad: que Cristo no establecía jerarquías porque todos éramos uno para Él.
De todos modos, en cuanto que era preciso organizarnos, la Iglesia sí que lo hizo desde los primeros tiempos con la elección de ecónomos, diáconos, etc...
Y, dentro de esa nueva estructura, lo que sí estableció Cristo fué un responsable del discernimiento, que fué San Pedro.

Martika -

Que va! Dios no puede ser tan complicado. Lo que es seguro es que Cristo no hubiese echo jerarquias dentro de la iglesia,como mucho coordinadores.

dorota -

No es que no tenga importancia la interpretación de lo escrito para cada quien, sino que lo importante es la corrección de aquello que interpretamos.
Un saludo

uno que lee -

Me temo que no comparto lo que mencionas sobre la poca importancia de las interpretaciones de lo escrito... lamentablemente esas interpretaciones son el centro de la historia religiosa. De hecho, entiendo que acudir al magisterio de la iglesia en caso de duda, otorga a la interpretacion de las escrituras, y a necesidad de la existencia de un magisterio, una evidente importancia, y una intencion de mantener una "interpretacion interpretada".