LA EUTANASIA
¡Es curioso cuánto estamos hablando en este momento de la eutanasia!…
… se diría que se está preparando a la opinión pública para su aceptación…
Ciertamente, cada uno opinamos lo que nos parece, y según algunos, ésta es una demostración evidente de que aquí hay libertad. Pero aunque ninguno podemos ponernos en la cabeza y en el corazón de las personas que viven una situación tan delicada que les lleva a plantearse y a desear poner fin a su vida, con toda seguridad ese planteamiento está basado en la desesperanza; porque ninguna persona en una situación ordinaria renunciaría a su vida, a sus proyectos, o a sus relaciones, por muy libre que se considerara, ¿no creen Vds?...
Estas personas, aun en su estado de enfermedad, son seres personales: seres racionales y libres. Capaces de conocer, y capaces de desear y amar. Pensando en ellos, quizá todos tengamos que plantearnos lo que somos, porque quizá un día nos podamos ver en una situación así, y, lo que somos (ellos también), es seres habitados por el Espíritu…
… Un Espíritu que nos anima para que seamos, y para que, en la medida en que seamos, vivamos eternamente en Él…
¡Ésa es la esperanza que estamos llamados a compartir!
Pero ese Espíritu no es nuestro. No podemos, por tanto, decidir sobre Él.
La falta de esperanza, el no concebir nuestra capacidad de trascendencia y al Amor como nuestro destino último, hace que nos quedemos pegados a nuestro momento, que carezcamos de motivos para luchar. Tal vez, en lugar de sentir tanta conmiseración, debiéramos ser capaces de hacer sentir al enfermo desesperado nuestra cercanía, y de decirle, con amor, que su existencia no es baldía. Que le damos las gracias por darnos la ocasión de amarle, porque el Espíritu que compartimos unos y otros, nos ordena a él y a nosotros, al Amor.
2 comentarios
dorota -
¡Ojalá Sampedro hubiese dedicado su existencia no a "eutanasiarse", sino a vivirse aún en y aún a pesar de sus cricunstancias!.
Su situación también a mí se me antoja inimaginable, pero dentro de cualquier problemática, El Señor siempre ayuda y da ocasión de encontrale.
Martika -