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Presentaciones

LÍDER Y LIDERAZGO

Los líderes  no nacen sino que se hacen, y el liderazgo no es algo reservado a las élites, sino una vocación generalizada. Son ideas promovidas por el Director del Centro Europeo para el Desarrollo del Liderazgo (European Center for Leadership Development), Alexandre Havard y manifestadas en una entrevista.

 

Este emprendedor nos cuenta a través de Zenit, que cuanto más profundamente se viven las virtudes, más se puede cambiar la cultura, y ha ideado un programa ejecutivo titulado “Liderazgo Virtuoso” mediante el que presenta las virtudes clásicas como base para la excelencia personal y profesional.

 

Una síntesis de su entrevista podría ser la siguiente:

 

Preguntado el Sr. Havard sobre si los líderes nacen o se forman, el entrevistado contesta lo siguiente:

 

“El liderazgo es cuestión de carácter. El carácter es algo que podemos configurar, modelar y fortalecer. Fortalecemos nuestro carácter a través de la práctica habitual de hábitos morales sanos, llamados virtudes éticas o morales.

 

Las virtudes son cualidades de la mente, la voluntad y el corazón. Las adquirimos con nuestros esfuerzos, y el acto propio para adquirirlas es un acto de liderazgo.

 

El carácter no es el temperamento. El temperamento es innato, es un producto de la naturaleza. Puede ayudar en el desarrollo de algunas virtudes e impedir otras. Si soy apasionado por naturaleza puede parecerme relativamente fácil la practica de la valentía, pero si soy reticente, puede ser que el coraje se convierta para mí en un auténtico reto. Sin embargo, precisamente mis defectos de temperamento me hacen consciente de que debo luchar por superarlos. De este modo, los defectos se convierten en fuerza moral.

 

Las virtudes imprimen carácter en nuestro temperamento de modo que éste ya no nos domina. Si me faltan virtudes, seré un esclavo de mi temperamento. Las virtudes regulan el temperamento. Una persona impulsiva, inspirada por la virtud de la prudencia, se convierte en más reflexiva. La persona ansiosa y dudosa, inspirada por la misma virtud, se siente impulsada a actuar y no demorarse.

 

Las virtudes estabilizan nuestra personalidad y relegan las manifestaciones extremas.

 

El temperamento no tiene que ser un obstáculo para el liderazgo. El obstáculo real es la falta de carácter, que nos deja rápidamente secos, sin energía moral, y bastante incapaces para ejercer el liderazgo.

 

Hay quien piensa que uno tiene que haber nacido líder, que algunos tienen un don especial y otros no; que el liderazgo es algo ligado al temperamento o a la experiencia. No todos pueden ser Roosevelt o un De Gaulle o un Churchill, piensan. Nada más lejos de la verdad. El liderazgo no está reservado a una élite. No es una vocación de unos pocos. Jefes de estado, profesores, profesionales, industriales, amas de casa, responsables militares, agentes sanitarios… todos ejercen el liderazgo.

 

La gente espera que hagan lo justo, que sean hombres y mujeres de carácter y virtud, motivados por una visión magnánima hacia las personas que tienen a su cargo. Y se sienten defraudados si fallan. Los líderes tienen que ser virtuosos para ser líderes reales y, ya que la virtud es un hábito que se adquiere con la práctica, decimos que los líderes no nacen, se hacen”

 

Otra pregunta, complementaria de ésta, fue la siguiente: ¿qué significa que el carácter es la virtud en acción?, a lo que el Sr. Havard contesta:

 

“Que las virtudes son más que simples valores. Las virtudes son fuerzas dinámicas. De hecho, su raíz en latín “virtus” viene de fuerza o poder. Cada una, si se practica habitualmente, reafirma progresivamente la propia capacidad para actuar.

 

En mi libro (“El liderazgo virtuoso, una agenda para la excelencia personal”, Scepter) me refiero a seis virtudes. La magnanimidad para luchar por cosas grandes y plantearse desafíos a uno mismo y a los demás; la humildad, para superar el egoísmo y acostumbrarse a servir a los otros; la prudencia, para tomar decisiones justas; la valentía, para  mantenerse y resistir a todo tipo de presiones; el autocontrol, para subordinar las pasiones al espíritu y al cumplimiento de la misión; y la justicia, para dar a cada uno lo que se merece.

 

Los líderes son magnánimos en sus sueños, visiones y sentido de misión, en su capacidad para esperar, confianza y osadía, en su entusiasmo por el esfuerzo que requiere el éxito en su trabajo. También en su propensión para usar medios proporcionados a sus objetivos, en su capacidad para lanzarse a desafíos a sí mismos y a los que tienen alrededor. La magnanimidad del líder está dirigida a servir a los otros, a su familia, cliente, colegas, a su país y a toda la humanidad. Esta noble ambición para servir es uno de los frutos de la hermosa virtud de la humildad.

 

Las virtudes no toman el lugar de la competencia profesional, sino que son parte de ésta. Puedo tener un diploma en psicología y trabajar como consultor, pero si no tengo prudencia, me encontraré con dificultades para dar consejo a mis clientes. Puedo tener un MBA (máster en administración de empresas) y ser un ejecutivo de una gran corporación; muy bien, pero si no tengo valentía, mi capacidad para liderar ante la dificultad queda en tela de juicio. La competencia profesional exige más que poseer técnicas o conocimientos académicos; implica la capacidad para usar este conocimiento para que dé frutos.”

 

Una tercera y última pregunta era la siguiente: ¿cualquier persona es capaz de adquirir y crecer en las virtudes?, y la contestación:

 

“No todo el mundo se convierte en presidente o primer ministro, ni puede ganar el Premio Nóbel  de Literatura o jugar en los New Cork Yankees. Pero todo el mundo puede crecer en la virtud. El liderazgo o excluye a nadie. La virtud es un hábito, se adquiere por repetición. Si actuamos con valentía repetidamente, al final lo haremos como una costumbre. Si repetidamente actuamos con humildad, se convertirá en una acción habitual. La infancia y la adolescencia desempeñan un papel  muy importante en nuestras opciones futuras. Nuestros padres nos influencian para discernir entre el bien y el mal. Pero el crecimiento por sí solo, y la formación, no determinan el carácter. No es raro que niños que hayan crecido en la misma familia usen la libertad de manera distinta y se conviertan en personas muy distintas.

 

Como el temperamento, nuestro entorno cultural nos puede ayudar a desarrollar ciertas virtudes. En una sociedad marcada por la sensualidad, puede ser duro cultivar virtudes como el autocontrol y la valentía. Puede ser duro vivir virtuosamente en el contexto cultural actual, pero no es imposible. La capacidad de decir que no nos confiere un gran poder. Somos libres para decidir hasta qué punto dejamos que la cultura actual nos afecte. Hemos escogido libremente ser lo que somos. ¿Vicio o virtud?. Depende de nosotros. La virtud implica  depende de la libertad. No se puede forzar, es algo que escogemos libremente. Si las practicamos asiduamente, el camino al liderazgo está abierto. El liderazgo empieza cuando usamos nuestra libertad libremente”

 

Hasta aquí el contenido de la entrevista. Estoy segura de que nos dará mucho para hablar. Espero vuestras intervenciones.

 

 

LA DECLARACIÓN DE MONTSERRAT

Líderes religiosos y civiles internacionales han firmado el día pasado día 10 una declaración mediante la que invitan a no relacionar en modo alguno religión con violencia. Es a mi modo de ver un planteamiento muy atinado sobre el que unos y otros podríamos opinar y que dice así:

 

“”MONTSERRAT, jueves, 10 abril 2008. El mediodía de este jueves se celebró en el Monasterio de Montserrat un acto con personalidades internacionales procedentes de diferentes tradiciones religiosas y de la sociedad civil para afirmar que “las religiones no deberían ser nunca más origen de confrontación, y sí de conciliación”.

 

Los firmantes de la llamada “Declaración de Montserrat” han reclamado la implicación de la sociedad civil, que debe exigir a las autoridades que  emprendan acciones, así como la de gobiernos y las organizaciones internacionales, y la de los líderes políticos y religiosos, para que refuercen su papel como “actores de la paz y la comprensión mutua”.

 

Entre los firmantes se encuentran Mohammad Jatami, presidente de la Fundación para el Diálogo entre Civilizaciones y ex presidente de la República de Irán; Aram I, Catholicos de Cilicia de la Iglesia Armenia Ortodoxa y presidente del Consejo de Iglesias de Oriente Medio; el rabino francés René-Samuel Sirat; Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz y ex director general de la UNESCO; William F. Vendley, secretario general de la Conferencia Mundial de Religiones para la Paz.

 

En la declaración se lee que “la información engañosa sobre el origen de los conflictos reclama un análisis inequívoco sobre la relación entre los sentimientos religiosos y la violencia, para avanzar hacia la construcción de paz mediante la prevención y la resolución pacífica”.

 

“Si no analizamos y damos a conocer de un modo  esmerado esta relación, algunos medios de comunicación y muchas personas de cualquier parte del mundo continuarán pensando y percibiendo que la religión es, a menudo, la que alimenta la violencia”.

 

Ya en 1994, en Barcelona, tuvo lugar una reunión entre los representantes de diferentes creencias y organizaciones religiosas en la cual los participantes llegaron a la conclusión unánime de que las religiones, basadas en valores compartidos como la fraternidad, la solidaridad humana y el amor, “no deberán ser nunca jamás origen de confrontación sino de conciliación”.

 

Ahora, los signatarios de esta Declaración afirman que “los conflictos dramáticos e inacabables de Oriente Próximo, como también los acontecimientos trágicos que han tenido lugar recientemente en otros lugares del mundo, requieren soluciones desde la toma de conciencia, del compromiso y de la implicación de la sociedad civil, que debe exigir a las autoridades que emprendan acciones y adopten medidas políticas”.

 

Así, piden “superar las ideas falsas, los estereotipos, el lenguaje tendencioso y los conceptos que difunden los medios de comunicación y a menudo reproducen los líderes irresponsables. Debemos rebatir las actitudes que propagan la idea de un vínculo entre religión y violencia, extremismo e incluso terrorismo».

 

“Por lo tanto, reunidos en la edificante montaña y abadía de Montserrat, y dentro del marco del 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, reconfirmamos nuestra adhesión plena a los principios ratificados en la Declaración, como también en otros documentos y acuerdos internacionales, que garantizan el derecho y el pleno respeto a la libertad de religión y otras creencias, y promueven el diálogo y la interacción con personas de otras afinidades e identidades, sean creyentes o no.”

 

“Destacamos la importancia que tienen hoy las identidades, las cuales, dejando aparte los extremismos, constituyen la base más poderosa para crear un modelo efectivo de coexistencia internacional””. 

 

 

¡HA RESUCITADO!

De nuevo las palabras del P. Cantalamessa para el Domingo de Resurrección. Las lecturas son Hechos 10, 34a.37-43; Colosenses 3, 1-4; y Juan 20, 1-9, y su intervención dice así:

""A las mujeres que acudieron al sepulcro la mañana de Pascua, el ángel les dijo: "No temáis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. ¡Ha resucitado!"...

¿Pero verdaderamente ha resucitado Jesús?

¿Qué garantías tenemos de que se trata de un hecho realmente acontecido, y no de una intervención o de una sugestión?...

San Pablo, escribiendo a la distancia de no más de veinticinco años de los hechos, cita a todas las personas que le vieron después de su resurrección, la mayoría de las cuales aún vivían (1Co 15,8). ¿De qué hecho de la antigüedad tenemos testimonios tan fuertes como éste?...

Pero para convencernos de la verdad del hecho, existe también una observación general. En el momento de la muerte de Jesús, los discípulos se dispersaron; su caso se da por cerrado. "Esperábamos que fuera Él", dicen los discípulos de Emaús.

Evidentemente ya no lo esperaban, y he aquí que -de improviso- vemos a esos mismos hombres proclamar unánimes que Jesús está vivo; afrontar, por este testimonio, procesos, persecuciones, y finalmente -uno tras otro- el martirio y la muerte. ¿Qué ha podido determinar un cambio tan radical más que la certeza de que Él verdaderamente había resucitado?...

No pueden estar engañados, porque han hablado y comido con Él después de su resurrección; y además eran hombres prácticos, ajenos a exaltarse fácilmente. Ellos mismos dudan de primeras y oponen no poca resistencia a creer. Ni siquiera pueden haber engañado a los demás, porque si Jesús no hubiera resucitado, los primeros en ser traicionados y salir perdiendo (¡la propia vida!) eran precisamente ellos.

Sin el hecho de la resurrección, el nacimiento del cristianismo y de la Iglesia se convierte en un misterio aún más difícil de explicar que la resurrección misma.

Estos son algunos argumentos históricos, objetivos; pero la prueba más fuerte de que Cristo ha resucitado ¡es que está vivo!. Vivo, no porque nosotros le mantengamos con vida hablando de Él, sino porque Él nos tiene en vida a nosotros, nos comunica el sentido de su presencia, nos hace esperar.

"Toca a Cristo quien cree en Cristo", decía San Agustín, y los auténticos creyentes experimentan la verdad de esta afirmación.

Los que no creen en la realidad de la resurrección, siempre han planteado la hipótesis de que se haya tratado de fenómenos de autosugestión; los apóstoles creyeron ver. Pero ésto, si fuera cierto, constituiría al final un milagro no inferior al que se quiere evitar admitir. Supone, en efecto, que personas distintas, en situaciones y lugares diferentes, tuvieron todas la misma alucinación.

Las visiones imaginarias llegan habitualmente a quien las espera y las desea intensamente; pero los apóstoles, después de los sucesos del Viernes Santo, ya no esperaban nada.

La resurrección de Cristo es -para el universo espiritual- lo que fue para el universo físico, según una teoría moderna, el Big-Bang inicial: tal explosión de energía como para imprimir al cosmos ese movimiento de expansión que prosigue todavía miles de millones de años después.

Quita a la Iglesia la fe en la resurrección y todo se detiene y se apaga, como cuando en una casa se va la luz.

San Pablo escribió: "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo" (Rm 10,9)

"La fe de los cristianos es la resurrección de Cristo", decía San Agustín.

Todos creen que Jesús ha muerto, también los paganos y los agnósticos. Pero sólo los cristianos creen que también ha resucitado, y no se es cristiano si no se cree ésto.

Resucitándole de la muerte, es como si Dios confirmara la obra de Cristo, le imprimiera su sello.

"Dios ha dado a todos los hombres una garantía sobre Jesús, al resucitarlo de entre los muertos " (Hechos 17, 31)"" 

Hasta aquí las palabras del P. Cantalamessa.

Es la suya, como siempre, una interesante reflexión sobre la Resurrección de Cristo. Compartiéndola, os deseo...

... ¡UNA FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN PARA TOD@S!

EL NAZARENO

Me pregunto qué haríamos si supiéramos cuál iba a ser nuestro futuro. A corto, a medio, a largo plazo… No el que pretendemos o por el que luchamos, sino la concreción del mismo, aún con nuestra intervención, o aún a pesar de ella.

En esto es en lo que pensaba yo el lunes, cuando caminaba tras el paso de Jesús Nazareno por el barrio de Las Cortes, en el centro de Bilbao.

Era el Cristo de Medinaceli.

Procesionaba junto con una imagen de La Magdalena, y como una Magdalena más procesionábamos tras Él aquellos que de algún modo comprendíamos que su futuro estaba unido al nuestro futuro.

Aplaudimos cuando levantaron las andas y comenzó la procesión, y yo me coloqué al final de ella, para hacer con Jesús su mismo trayecto.

El recorrido pasaba por una zona muy deprimida. Un lugar en el que existe prostitución, droga, marginación…

… como si de una realidad distinta a nuestra propia realidad se tratara, pero que no era tal sino que compartida...

De repente, me dí cuenta de hasta qué punto esa realidad era mi propia realidad, y de hasta qué punto también, ambas formaban parte de la realidad del Nazareno. Fue entonces cuando recordé una reflexión de Chiara Lubich, y tomé la decisión de compartirla con todos vosotros en cuanto llegara a casa.

Era una meditación sobre el Viernes Santo -“La heroica lección de amor” se llamaba-, y decía así:

“Lo había dado todo: una vida al lado de María, en medio de las incomodidades y en la obediencia. Tres años de predicación revelando la Verdad, dando testimonio del Padre, prometiendo el Espíritu Santo y haciendo toda clase de milagros de amor.

Tres horas en la cruz, desde la cual perdona a sus verdugos, abre el Paraíso al ladrón, nos da a su Madre y, finalmente, su Cuerpo y su Sangre después de habérnoslos dados místicamente, en la Eucaristía. Le quedaba la divinidad.

Su unión con el Padre, la dulcísima e inefable unión con Él, que lo había hecho tan potente en la tierra, como Hijo de Dios, y aún en la cruz mostraba su realeza, este sentimiento de la presencia de Dios, debía ir desapareciendo en el fondo de su alma, hasta no sentirlo más; separarlo de algún modo de Aquel del que dijo que era una sola cosa con Él “El Padre y yo somos una sola cosa” (Jn 10,30). En Él, el amor estaba anulado, la luz apagada; la sabiduría callaba.

Se hacía nada, entonces, para hacernos partícipes del Todo; gusano de la tierra (Salmo 22,7), para hacernos hijos de Dios. Estábamos separados del Padre. Era necesario que el Hijo, en el que todos nos encontrábamos, probara la separación del Padre. Tenía que experimentar el abandono de Dios para que nosotros nunca más nos sintiéramos abandonados. Él había enseñado que nadie tiene mayor caridad que quien da la vida por los amigos. Él, la Vida, daba todo de sí. Era el punto culminante, la expresión más bella del amor.

Su rostro está detrás de todos los aspectos dolorosos de la vida; cada uno de ellos es Él.

Sí, porque Jesús que grita el abandono es la figura del mundo: ya no sabe hablar.

Es la figura del ciego: no ve; del sordo: no oye.

Es el cansado que se queja.

Roza la desesperación.

Es el hambriento de unión con Dios.

Es la figura del desilusionado, del traicionado, parece haber fracasado.

Es miedoso, tímido, desorientado.

Su rostro está detrás de todos los aspectos dolorosos de la vida; cada uno de ellos es Él.

Jesús abandonado es la tiniebla, la melancolía, el contraste, la figura de todo lo que es raro, indefinible, que parece monstruoso, porque es un Dios que pide ayuda. Es el solitario, el desamparado. Parece inútil, un descartado, trastornado. Lo podemos ver en cada hermano que sufre. Acercándonos a los que se parecen a Él, podemos hablarles de Jesús abandonado.

A los que se descubren semejantes a Él y aceptan compartir su suerte, Él se convierte, para el mudo, en la palabra; para quien no sabe, en la respuesta; para el ciego, en la luz; para el sordo, en la voz; para el cansado, en el descanso; para el desesperado, en esperanza; para el separado, en la unidad; para el inquieto, en la paz. Con él las personas se transforman y lo absurdo del dolor adquiere sentido.

El había gritado el por qué, al que nadie había dado respuesta, para que tuviéramos la respuesta a cada por qué.

El problema de la vida humana es el dolor. Cualquier tipo de dolor, por más terrible que sea, sabemos que Jesús lo ha hecho suyo y transforma, con una alquimia divina, el dolor en amor.

Por experiencia puedo decir que apenas nos alegramos de un dolor, para ser como Él y luego seguir amando haciendo la voluntad de Dios, el dolor, si es espiritual, desaparece, y si es físico se convierte en yugo suave.

Nuestro amor puro en contacto con el dolor, lo transforma en amor; en cierto modo lo diviniza, casi continuando en nosotros –si así podemos decir- la divinización que Jesús hizo del dolor.

Y después de cada encuentro con Jesús abandonado, amado, encuentro a Dios de un modo nuevo, más cara a cara, más evidente, en una unidad más plena.

La luz y la alegría vuelven y, con la alegría, la paz que es fruto del Espíritu.

La luz, la alegría y la paz que nacen del dolor amado, impactan y conquistan a las personas más difíciles. Clavados en la cruz se es madre y padre de almas. La máxima fecundidad es el efecto.

Como describe Olivier Clément, “”el abismo, que por un instante abrió aquel grito, se ve colmado por el gran soplo de la resurrección””.

Se anula cualquier tipo de desunión, la separación y las rupturas son sanadas, resplandece la fraternidad universal, da lugar a milagros de resurrección, nace una nueva primavera en la Iglesia y en la humanidad”.

Al final, el decidirse a hacerse uno con el Nazareno es una opción,

... ¿pero cómo ignorar la realidad que expone Chiara Lubich en su reflexión?...

Aunque no estemos pasando ahora mismo por esos momentos, y aunque los evitemos,

... ¿cómo no esperarlos o cómo negarse a la posibilidad de compartir nuestro destino con el del Nazareno compartiendo con la Suya nuestra propia resurrección?...

Chiara Lubich nos ha dado un testimonio clarísimo de cómo aceptar por Amor y con Amor el sufrimiento y de saber morir a uno mismo por Amor, un Amor que se convierte así en fecundo y que hace de nosotros y de nuestro entorno un amoroso hogar (focolar, en italiano) para los demás.

Ella fue la fundadora de la Obra de María (los focolares), y sus exequias se celebraron el pasado día 18.

El Papa le ha proclamado “profeta de la unidad”.

Sus palabras, su experiencia del dolor y del Amor son para nosotros de gran ayuda.

Descanse en paz, y que gozando ya de la Vida eterna, siga velando por la unidad de la Iglesia por toda la eternidad.

Que así sea. 

PODEMOS HACER ALGO POR EL JESÚS QUE AGONIZA HOY

De nuevo las palabras del P. Cantalamessa relativas al Domingo de Ramos. Las lecturas son las siguientes: Isaías 50, 4-7; Filipenses 2, 6-11; Mateo 26, 14-27,66. Dice así:  

 “El Domingo de Ramos es la única ocasión, aparte del Viernes Santo, en que se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo en el curso de todo el año litúrgico. Como no es posible comentar el largo relato por completo, detengámonos en dos de sus momentos: Getsemaní y el Calvario.  

De Jesús en el huerto de los olivos está escrito: «Comenzó a sentir tristeza y angustia. Les dijo: "Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo"». ¡Un Jesús irreconocible! Él, que daba órdenes a los vientos y a los mares y le obedecían, que decía a todos que no tuvieran miedo, ahora es presa de la tristeza y la angustia.  

¿Cuál es la causa? Se contiene toda en una palabra, el cáliz. «¡Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz!». El cáliz indica toda la mole de sufrimiento que está apunto de caer sobre Él. Pero no sólo. Indica sobre todo la medida de la justicia divina que los hombres han colmado con sus pecados y transgresiones. Es «el pecado del mundo» que Él tomó sobre sí y que pesa sobre su corazón como una piedra.  

El filósofo Pascal dijo: «Cristo está en agonía, en el huerto de los olivos, hasta el fin del mundo. No hay que dejarle solo en todo este tiempo». Agoniza allí donde haya un ser humano que lucha con la tristeza, el pavor, la angustia, en una situación sin salida como Él aquel día.  

No podemos hacer nada por el Jesús agonizante de entonces, pero podemos hacer algo por el Jesús que agoniza hoy. Oímos a diario tragedias que se consuman, a veces en nuestro propio vecindario, en la puerta de enfrente, sin que nadie se percate de nada. ¡Cuántos huertos de los olivos, cuántos Getsemaní en el corazón de nuestras ciudades! No dejemos solos a los que están dentro.  

Trasladémonos ahora al Calvario. «Clamó Jesús con fuerte voz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Dando un fuerte grito, expiró». Estoy a punto de decir ahora casi una blasfemia, pero me explicaré enseguida. Jesús en la cruz pasó a ser ateo, el «sin Dios».  

Hay dos formas de ateísmo. El ateísmo activo, o voluntario, de quien rechaza a Dios, y el ateismo pasivo, o padecido, de quien es rechazado (o se siente rechazado) por Dios. En uno y en otro existen los «sin Dios». El primero es un ateísmo de culpa, el segundo un ateísmo de pena y de expiación. A esta última categoría pertenece el «ateísmo» de la Madre Teresa de Calcuta, de quien tanto se ha hablado con ocasión de la publicación de sus escritos personales.  

En la cruz Jesús expió anticipadamente todo el ateísmo que existe en el mundo. No sólo el de los ateos declarados, sino también el de los ateos prácticos, aquellos que viven «como si Dios no existiera», relegándole al último lugar en la propia vida. «Nuestro» ateísmo, porque, en este sentido, todos somos -quien más, quien menos- ateos, «indiferentes» de Dios. Dios es también hoy un «marginado», marginado de la vida de la mayoría de los hombres.  

Igualmente aquí hay que decir: «Jesús está en la cruz hasta el fin del mundo». Lo está en todos los inocentes que sufren. Está clavado a la cruz en los enfermos graves. Los clavos que le tienen aún cosido a la cruz son las injusticias que se cometen con los pobres. En un campo de concentración nazi se colgó a un hombre. Alguien, señalando a la víctima, preguntó ira cundo a un creyente que tenía al lado: «¿Dónde está ahora tu Dios?». «¿No lo ves? -le respondió-. Está ahí, en la horca». 

En todas las «deposiciones de la cruz» sobresale la figura de José de Arimatea. Representan a cuantos también hoy desafían el régimen o la opinión pública para acercarse a los condenados, a los excluidos, a los enfermos de Sida, y se empeñan en ayudar a alguno de ellos a descender de la cruz. Para alguno de estos «crucificados» de hoy, el «José de Arimatea» designado y esperado bien podría ser yo, o podrías ser tú.” 

No les neguemos nuestra ayuda.

TROPIEZOS DEL CABALLO

 Hemos hablado mucho sobre distintos modos de teorizar sobre el conocimiento de la realidad, así que ahora y mediante este artículo de Frei Betto -escritor y fraile dominico autor entre otros textos de La Mosca Azul, un estudio sobre el poder- no pretendo sino dar un toque de realismo con la consideración de lo que, a través de la aplicación de unas u otras concepciones, podríamos haber llegado.  

Dice así:

“Se habla mucho del neoliberalismo para definir el nuevo carácter del capitalismo. Pero ¿qué significa? La esencia del capitalismo es la acumulación progresiva de capital en manos privadas. Los bienes ya no tienen valor de uso; tienen valor de cambio. No son para vivir; son para ser vendidos. En el capitalismo el dinero -esa abstracción que representa valor- está por encima de los derechos y de las necesidades de las personas.

Como observa Houtart, después de la Segunda Guerra Mundial tres factores manejaron las riendas del caballo de carreras llamado capitalismo: el fortalecimiento del movimiento obrero y el miedo a la expansión del comunismo, que hicieron que los Estados burgueses regularan los derechos laborales; la implantación del socialismo en el Este de Europa; y el proyecto de desarrollo nacional en países pobres como el Brasil (conferencia de Bandung, Indonesia, 1955).

Esos tres factores eran la piedra en el casco del sistema capitalista que, por causa de ellos, se vio obligado a reducir su nivel de acumulación y su libertad de apropiarse de todo lo que podía generar riqueza.

El caballo reaccionó. Dio una coz a la regulación del trabajo, lesionando los derechos de los obreros bajo el eufemismo de flexibilización, tercerización, etc., desmovilizando el movimiento sindical y aumentando considerablemente el índice de trabajadores informales y el desempleo, agravados por la creciente informatización de la economía.

La segunda coz fue al socialismo, con la caída del muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, acrecentada con la cooptación de China. La tercera fue la globocolonización, la internacionalización de la economía y la imposición al planeta de un único modelo de sociedad, el anglosajón, que predomina en la zona rica del planeta.

He ahí el neoliberalismo: libre de riendas y frenos, el caballo corría desbocado por la pista de la acumulación.

Pero sucede que la vida está hecha de imprevistos. El sistema acarrea dentro de sí sus propias contradicciones. Como ya señaló Marx, él es su propio sepulturero. Y ahora el caballo se ve obligado a desacelerar su carrera por culpa de la crisis ecológica (el calentamiento global), de la crisis de superproducción (hay más oferta que demanda de productos) y de la actual crisis financiera que vacía los bancos de los EE.UU., hace que más de un millón de personas vieran evaporarse su sueño de tener casa propia, y provoca, en un mes, el desempleo de más de 35 mil operarios bancarios norteamericanos.

Los gobiernos de los países capitalistas viven quejándose de que el déficit público es alto y de que ellos no tienen dinero para lo esencial: alimentación, salud, educación, etc. Sin embargo, en el momento en que el caballo tropieza aparece inmediatamente el dinero para socorrerlo. Bush liberó US$ 145 mil millones para tratar de evitar la recesión usamericana, y los Bancos Centrales del mundo rico intentan tener disponibles sus balones de oxígeno financiero para los bancos asfixiados por la crisis o en agonía ante un mercado que falla.

¿Pero es que no vivían clamando que el mercado es el mejor regulador de la economía? ¿No vivían pregonando "menos Estado y más mercado"? ¿Por qué ahora todos corren a los brazos acogedores del Estado de bienestar financiero? ¿Y de dónde vino toda esa fortuna antes negada a los derechos sociales, al socorro de África, al cumplimiento de las metas del Milenio?

La reciente reunión de Davos, club que aglutina a los dueños del dinero, fue como un cónclave de cardenales que, de pronto, descubren que Dios no existe. Ahí quedó estremecida la fe en el mercado. Si él trajo tantas bendiciones a los elegidos de la fortuna, ahora amenaza con maldiciones.

Lo curioso es que el origen del problema no es mundial. Es local, en los Estados Unidos. Como toda la economía mundial se enganchó a la hegemonía unipolar de Wall Street, si éste tose, el mundo se constipa. Queda esperar a ver si la gripe es pasajera, curable con un analgésico, o llevará al paciente a la cama, atacado por fiebres e infecciones. Lo que nadie pone en duda, mientras tanto, es que, una vez más, la cuenta de tantos tropiezos del caballo será pagada por los pobres. Así funciona el sistema que promete -libertad, prosperidad y paz para todos- y no cumple. Hay que buscar otro mundo posible.”

 El artículo está sacado de una página sindical. Estamos de acuerdo en que éste no es nuestro campo, pero además de que nos servirá para contextualizar el artículo que tenemos pendiente sobre RELATIVISMO Y CREENCIA, quizá también sobre ésto vosotros tengáis algo que opinar. 

UN BRINDIS MUY ESPECIAL

Reproduzco en esta ocasión la homilía pronunciada por Mons. J. M. Uriarte (obispo de San Sebastián) ante los restos mortales de D. Isaías Carrasco. Me gustaría por su indudable interés eclesial compartirla con todos vosotros.

Dice así:

“Queridos familiares de Isaías, concelebrantes, autoridades, compañeros y compañeras de Isaías asistentes:

Conmovidos, afligidos, indignados. Así hemos llegado a las puertas de esta iglesia de S. Juan de Arrasate.

Nuestra mirada está fija en el ataúd que contiene el cuerpo sin vida de un hombre joven, esposo, padre, hijo querido, asesinado ayer mismo por la violencia desalmada de ETA. La misma mirada se posa sobre su esposa María de los Ángeles, sus hijos Sandra, Ainara y Adei y su madre Agustina, tan vinculada a la parroquia. Mi propósito no es desviar la mirada, sino desvelar su profundidad. Es, asimismo, contribuir a levantarla con una reflexión nacida de la fe y destinada a ensanchar nuestra solidaridad, nuestra libertad y nuestra esperanza.

Las lecturas bíblicas del domingo 5º de Cuaresma, que celebramos desde esta misma tarde de sábado, vienen en nuestra ayuda. Jesús se conmueve ante la tumba de su amigo Lázaro y solloza en tres ocasiones junto con sus hermanas María y Marta, como lloran hoy los familiares y amigos de Isaías, sus compañeros de partido y sindicato, y lloramos muchos ciudadanos. Este llanto es signo de proximidad y solidaridad. La gracia de Jesucristo haga que esta solidaridad sea, con el paso del tiempo, no sólo afectiva, sino también estable y efectiva. La parroquia y la diócesis quieren comprometerse a mantenerla y a expresarla con obras y palabras.

En el episodio evangélico que comentamos Jesús se muestra libre ante las expectativas espectaculares, las suspicacias malévolas y la incredulidad de muchos asistentes. Hace lo que tiene que hacer ante Dios su Padre: dar la vida. Nuestro deseo espontáneo sería que Isaías volviera a la vida de este mundo, junto a los suyos que tanto lo quieren y necesitan. Jesús ordinariamente no nos devuelve a la vida de este mundo. Pero quienes creemos que Él es Señor de la Vida y Vencedor de la Muerte, sabemos, en la clara y ardiente oscuridad de la fe, que Él le da la Vida plena y definitiva a Isaías y está junto a su familia querida para ayudarles a seguir viviendo con toda dignidad, sin permitir que este manotazo terrorista los recluya en la depresión crónica o destruya su salud anímica y su amor a la vida. Muchas miradas amistosas, muchos corazones abiertos, muchas manos dispuestas a ayudaros serán una vía para que vaya llegando paso a paso a vosotros el ungüento del consuelo de Jesús. Y a aquellos y aquellas que sentís viva la fe cristiana la fuerza de los sacramentos y la oración ante el Crucificado irán dejando su bálsamo en esta herida terrible. Muchas víctimas se han sentido confortadas y consoladas en trances semejantes.

El Evangelio de Jesús ante Lázaro contiene una afirmación del Señor que es fuente perenne de esperanza: “Yo soy la Resurrección y la Vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. Y el que vive y cree en mí no morirá para siempre”. Jesús nos invita con apremio a que en las situaciones humanamente más desesperadas, mantengamos la esperanza. Florecerá también en vosotros, queridos familiares, pasado el duro invierno que os toca pasar ahora. Así lo espero y se lo pido al Señor Jesús con toda mi alma.

Solidaridad, libertad, esperanza. He aquí un mensaje para todos los presentes, sea cual fuere nuestra posición ante la fe cristiana. 

La solidaridad que nos hace sensibles a todas las formas de sufrimiento que afligen a nuestra sociedad nos hace hoy particularmente sensibles al sufrimiento de esta familia, de los amigos de Isaías, de sus compañeros y compañeras de partido y de todas las víctimas como él.

La libertad de espíritu nos está reclamando el coraje para ejercerla, en este momento político decisorio, sin que ninguna coacción que pretenda amedrentarnos o doblegarnos encuentre el eco más mínimo en nuestra voluntad.

La esperanza, siempre herida por acontecimientos terribles como éste, nos es necesaria para vivir. Sin esperanza estamos muertos. La esperanza en Dios, que no ha dejado de sus manos la orientación discreta y respetuosa de la historia, aviva nuestras esperanzas históricas y, en concreto, la esperanza de paz de este pueblo, construida entre todos y para todos, que no quiere, no puede resignarse a la presente situación y exige a ETA su definitiva desaparición.

Querido Isaías: naciste aquí, pero tus padres vinieron de la tierra zamorana de Morales de Toro, tan querida también para mí. Amabas mucho a aquel pueblo. Te echarán de menos en la próxima Semana Santa. Ya no podrás compartir con tus amigos de allí las tertulias sosegadas de las noches de verano, el caldo excelente de sus viñas. Pero Dios Padre te ha preparado un Gran Reserva Especial Único, que beberás junto a su Hijo, y junto a tu padre y tus abuelos, en el banquete de la vida eterna”

Hasta aquí llega la homilía.

Levantemos nosotros también nuestra copa para brindar con él por la pacificación del País Vasco.

Que Dios le tenga en su Gloria, y que así sea.

LEGISLACIÓN ESPAÑOLA

Reproduzco a continuación una polémica tesis (o eso es al menos lo que a mí me parece) sostenida por María Lacalle, profesora de Derecho Civil de la Universidad Francisco de Vitoria, expuesta durante la Jornada sobre Ideología de Genero organizada el pasado 16 de febrero por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de esa universidad de Madrid.  

Me gustaría saber cuál es vuestra opinión sobre ella. 

Dice así: 

“Leyes como la del «matrimonio homosexual», la ley contra la violencia de género, e incluso regulaciones que han tenido menos repercusión como la del «cambio de sexo» en el Registro Civil, suponen una implantación formal de esta ideología en España, que previsiblemente se reforzaría con una introducción de los «derechos reproductivos» si se modificara la ley del aborto.

La ideología de género, nacida del feminismo radical, se impuso a nivel mundial en la Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Pekín en 1995: los lobbies «consiguieron imponer a los países miembros el compromiso de incorporar la «perspectiva de género» en todas sus políticas y medidas legislativas», afirma María Lacalle. 

Según esta investigadora, la ideología de género ha logrado imponerse en España en tres ámbitos legislativos clave: la identidad personal, la familia y la educación.  

La ideología del género «parte del convencimiento de que la mujer ha sido explotada por el hombre a lo largo de la historia mediante la imposición de roles y estereotipos sociales totalmente injustos y arbitrarios que la han mantenido apartada de la vida pública, privada de derechos y recluida en el ámbito familiar», afirma.  

La «deconstrucción» de la identidad personal.

Según María Lacalle, la ideología de género «pretende instaurar una sociedad en la que todos los individuos sean iguales, una sociedad sin diferencias entre los sexos en la que cada uno, independientemente de las características biológicas con las que nazca, escoja su propia identidad de género y su propia orientación sexual».  

La investigadora cree que esta ideología está detrás de varias de las leyes aprobadas en los últimos años, como la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en el apartado en el que regula el cambio de sexo en el Registro Civil cuando «no se corresponda con su identidad de género». 

«Esta ley banaliza de una manera alarmante la cuestión de la identidad sexual. En primer lugar, no requiere un estudio psiquiátrico en profundidad, sino que permite que se cambie la inscripción registral con un simple informe psicológico; no exige cirugía de reasignación sexual, y tampoco establece como estrictamente obligatorio el haber seguido un tratamiento médico para acomodar las características físicas a las correspondientes al sexo reclamado». 

Para Lacalle, esta ley muestra «una concepción del ser humano según la cual la identidad sexual es una variable subjetiva de cada persona. Es como si cada uno pudiera «inventarse» a sí mismo: la naturaleza no cuenta, cada uno hace lo que quiere porque la libertad se concibe como una fuerza omnipotente y autocreadora. El deseo de cada uno se convierte en motivo suficiente para pretender alterar la realidad».

Esta concepción del hombre proclama la libertad absoluta como liberación de lazos y condicionamientos, aún aquellos naturales como la relación paterno-filial. Como consecuencia, todas las instituciones sociales quedan minadas y se subvierte el orden social, con consecuencias que los expertos participantes en la jornada prevén desastrosas para la sociedad.

El tabú de la maternidad

La maternidad, como realidad fisiológica exclusiva de la mujer, es una de las cuestiones más atacadas por las feministas de género: los nuevos derechos reproductivos y sexuales «tienen por objeto que la mujer controle por completo la fertilidad, y que tienen como núcleo central el acceso al aborto sin restricciones de ningún tipo, como algo imprescindible para que la mujer pueda ser auténticamente libre», afirman.  «Más que de «derechos reproductivos» deberían hablar del «derecho a no reproducirse», que es lo que realmente quieren. Por eso buscan formas para liberar a la mujer de la «tiranía» de su naturaleza biológica, permitiéndole escapar de la «barbarie» del embarazo. Reclaman una solución técnica que les permita alcanzar el objetivo último que es la liberación de la maternidad», denuncia Lacalle.

Como detalle que expresa esta concepción, María Lacalle explica que los términos «maternidad» y «procreación» están siendo sustituidos en los textos internacionales por «trabajo reproductivo».

«Este término fue acuñado por Carolyn Hannan, que fue Directora de la División para el Avance de la Mujer de la ONU, y desde entonces se utiliza profusamente. Es un término que indica claramente la concepción que tienen de la maternidad. La consideran como una maldición,  una carga pesada que la sociedad ha impuesto a la mujer para someterla y recluirla en el ámbito privado, para que no pueda prosperar profesionalmente. Todo lo que sirva para liberar a la mujer de este trabajo reproductivo debe ser promocionado social y jurídicamente», añade.

Esta concepción explica el renovado interés por la modificación de la ley del aborto, reclamada desde las organizaciones feministas cercanas al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de manera especial en los últimos meses.

La "guerra de los géneros"

Otra de las leyes en las que el feminismo radical ha logrado imponerse es la Ley Orgánica 1/2004, de medidas de protección integral contra la violencia de género. En ella, la relación entre el hombre y la mujer se define como «necesariamente conflictiva». De hecho, en el preámbulo se afirma que «la violencia se dirige contra las mujeres por el hecho de ser mujeres y que es consecuencia de la desigualdad histórica de la mujer en la sociedad». 

La concepción de las relaciones entre el hombre y la mujer en términos de lucha, de rivalidad, de antagonismo, provoca un desquiciamiento de la propia identidad tanto de la mujer como del hombre», afirma Lacalle. Además, esta ideologización no lleva realmente a la solución del problema, pues no se tienen en cuenta otras causas directamente relacionadas con el aumento de la violencia, como la drogadicción o las rupturas familiares.

Para la investigadora, se están manipulando los datos "desde los años noventa han ido aumentando las muertes de mujeres a manos  de sus parejas y ex-parejas pero también las muertes de hombres a manos de sus parejas y ex-parejas, los suicidios de unos y otros, la muerte de niños, la violencia de los adolescentes contra sus padres y las agresiones a las personas de mayor edad dentro del ámbito doméstico. Por no mencionar la violencia en parejas de lesbianas, que es mucho más elevada que la que se produce en parejas de heterosexuales. Pero todos estos datos no se difunden a través de los medios de comunicación, y si no se difunden, no existen"

¿El fin de la familia?

Según Lacalle, uno de los objetivos del feminismo de género es acabar con la familia, a la que considera «la principal fuente de opresión de la mujer»: «Estamos asistiendo a una transformación radical del Derecho de Familia, que ya no la protege, sino que la crea, la inventa. Es la ley, sin ninguna consideración a la realidad natural, la que decide qué es el matrimonio, qué es la familia y qué es la paternidad».

Esta ideología subyace en las leyes 13/2005 (por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio para dar cabida a las uniones homosexuales), 15/2005 (por la que se regula el divorcio unilateral y sin causa) y 14/2006 (sobre técnicas de reproducción humana asistida), así como en la supresión del apartado 3 del artículo 154 del Código Civil, que reconocía la facultad de los padres de corregir moderada y razonablemente a los hijos, y la polémica asignatura de "Educación para la Ciudadanía".

Para la profesora de Derecho Civil, las últimas reformas de Derecho de Familia "han suprimido el matrimonio. El matrimonio, en cuanto unión de un hombre y una mujer abierta a la vida y con vocación de permanencia, ya no existe en nuestro ordenamiento jurídico". Con la Ley 13/2005 "se contempla el matrimonio como un invento social que va cambiando y adaptándose a las circunstancias históricas"

"Parece claro que el inusitado interés en aprobar esta ley no se debía simplemente al deseo de dar entrada al pequeño número de homosexuales que quiere contraer matrimonio -desde la entrada en vigor de la ley hace dos años y medio unos 4.500- sino de obtener el reconocimiento social para la homosexualidad y redefinir radicalmente el  matrimonio, privándole de sus elementos esenciales", añade.

Por otro lado, la Ley del "divorcio exprés" "encaja perfectamente en la ideología de género, pues si cada uno se construye y se "inventa" a sí mismo, y puede construir su relación como quiera, también se le debe reconocer la capacidad de destruirla a capricho.

"El concepto de matrimonio que se maneja en esta ley se basa en el mero afecto, prescindiendo de cualquer función social, y se pone todo el énfasis en la satisfacción emocional, psicológica y sexual que proporciona a sus participantes. La ley se fija en el deseo y en la libertad individual. Si uno de los cónyuges desea romper su matrimonio, su deseo ha de hacerse realidad sin más consideraciones. No hay que tener en cuenta al otro cónyuge, ni tampoco hay que pensar en el daño, a veces irreparable, que se produce a los hijos. Sólo el deseo es importante", añade.

Para María Lacalle "lo que se está diciendo a la sociedad es que el matrimonio no es importante, que el contrato matrimonial vale menos que cualquier otro contrato civil o mercantil"

Padres sin hijos, hijos sin padre.

Otra de las claves del desarrollo legislativo en cuanto a identidad personal se refiere, es la Ley 14/2006 sobre técnicas de reprodución humana asistida, en la cual se redefine la paternidad y la maternidad como un "derecho" que la sociedad debe satisfacer. 

Lacalle explica que la ley reconoce el derecho de acudir a estas técnicas a toda mujer mayor de edad independientemente de su estado civil y orientación sexual. Si es una mujer casada con un hombre, la ley "presume" que el padre es el marido de la mujer; si es una  mujer casada con otra mujer, la ley considera a ambas "progenitoras"; y si es una mujer sola, el niño legalmente no tiene padre, porque según la ley el donante no es un padre sino "el lugar" donde se ha producido el material genético. "No es que su padre no lo quiera reconocer, es que, legalmente, no tiene padre, y no se le permite buscarlo, ni conocerlo, ni relacionarse con él en manera alguna". Por la misma razón, al ser la paternidad y la maternidad un rol social y nada más, se defiende la adopción por parte de homosexuales.

Además, la legislación se entromete también en el derecho de los padres a educar a sus hijos.

Para la investigadora "es una intromisión bastante sorprendente, teniendo en cuenta las circunstancias, pues parece que el panorama generalizado no es precisamente de autoritarismo de los padres hacia los hijos, sino todo lo contrario. La mayor parte de los padres han tirado la toalla, han abdicado de su autoridad y consienten todo a sus hijos. Y sin embargo, parece que existe un interés en minimizar la autoridad de los padres, en lugar de reforzarla"

Lacalle recuerda que en la Ley Orgánica de Educación "no se menciona para nada la autoridad de los padres. Ésto ya fue denunciado por el Consejo de Estado en su informe, que recomendó al Gobierno que incluyera algún párrafo que hiciera hincapié en la autoridad de padres y profesores, pero el Gobierno hizo caso omiso"

Por otro lado, el rebajamiento de la edad de consentimiento para mantener relaciones sexuales ha provocado que muchos padres no sepan nada -ni tengan derecho a ello- de la vida de sus hijos. "Según la legislación vigente, a los trece años se puede consentir en mantener relaciones sexuales, sea con personas del mismo o de distinto sexo, incluso con un adulto. Las propias administraciones fomentan la precocidad de los adolescentes en materia sexual, como queda demostrado en los folletos de sexo infantil que se reparten en los centros escolares de algunas comunidades autónomas" 

Por otro lado, la Ley Orgánica de Educación 2/2006 "está impregnada de ideología de género, lo cual queda claro desde el mismo Preámbulo, donde se dice que son fines de la educación, entre otros, el desarrollo de las capacidades afectivas del alumnado, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así como la valoración crítica de las desigualdades, que permita superar los comportamientos sexistas".

"En la asignatura Educación para la Ciudadanía esta ideología está presente en todas las etapas, especialmente en la Educación Secundaria Obligatoria. Se rechaza cualquier diferenciación entre varón y mujer, llegando a identificar diferencia con discriminación, se insiste machaconamente en la diversidad afectivo-emocional, en la posibilidad de elegir la propia identidad y orientación sexual", añade.

¿Quién gana?

María Lacalle afirma que el ataque a la familia «es una constante de todas las ideologías totalitarias que han pretendido un control de la persona. En todo este proceso de ingeniería social o deconstrucción de la sociedad, la familia es un obstáculo. Minar la autoridad de los padres es necesario para manipular libremente a los niños y configurar sus conciencias y su visión del mundo y de las cosas».

Para el padre Luis Garza, vicario general de la congregación de los Legionarios de Cristo, de estas legislaciones no se benefician las mujeres, ni los niños, ni la sociedad: «es un hecho comprobado que la desatención de los padres de familia suele crear en los hijos personalidades débiles, incapaces de pensamiento crítico, sujetos siempre a la moda imperante y con temor de enfrentar el status quo y reducidas a una máquina de consumo».

"Estp som dida es añgp cómodo para algunos grupos que quieren adquirir y mantener el poder político por generaciones y sería ya suficientemente malo, pero además es el preludio para manipulaciones de gran envergadura como las que experimentamos en el siglo XX".

Para el padre Garza, doctor en Derecho Canónico, la estrategia de estos grupos es o bien «conseguir un control político para obtener el poder». «Estamos ante la reivindicación más clara de Gramsci y su estrategia para la obtención del poder».  

«Si  lo que se busca es cambiar la cultura por motivos ideológicos, porque se piensa que esto es lo correcto y porque hemos vivido siglos engañados debido a lo reaccionario de la Iglesia y sus postulados, estamos ante un experimento de ingeniería social que puede tener tremendas y nefastas consecuencias ante el que debemos estar todos alerta y oponernos decidida e inteligentemente», afirma.” 

Esta síntesis de la tesis mantenida por la Prof. Lacalle con el pequeño comentario del P. Garza ha sido publicada recientemente en la revista Zenit. 

Ya me diréis lo que os parece.