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VERDAD VERDADERA I

El contenido de este artículo y de los otros dos que en principio le seguirán, tiene su origen en el debate que venimos manteniendo entre Hola, Joaquim, Gorka y yo (con Daniel como moderador, que fue precisamente quien lo originó) para tratar de dilucidar entre todos qué o qué cosa sea, y cuanto de realidad tenga la Verdad. 

Para leer nuestras intervenciones anteriores, tendríais que ir al contenido del artículo denominado 3ª PREGUNTA REALIZADA donde las encontraréis reflejadas. Allí veréis que, después de las últimas intervenciones de Hola, Joaquim y Gorka, el turno me toca a mí. 

Lo primero que te diré, querido Hola, es que para los que habitualmente nos paseamos por los Cerros de Úbeda, tanto tus alegaciones como las de Joaquim nos resultan relativamente  fáciles de contestar.  

Pienso además, que por esos mismos cerros transitarían Eistein o Hawking para llegar a formular determinadas afirmaciones sobre algo que, independientemente de cómo lo concibieran, sabían previamente real. 

Así lo reconoce el Prof. Stephen Hawking en un interesantísimo libro de divulgación (“El universo en una cáscara de nuez”) en el que se nos invita a un recorrido por las distintas concepciones del espacio y del tiempo como modo de referenciar una realidad, denotándose en su argumentación cómo tales concepciones -que no dejan de ser meramente teóricas- han llegado a suscitar diversas interpretaciones de lo que -incluyendo el origen de “lo cognoscible”- es o no “real” de “la realidad”. 

En este libro, el Prof. Hawking habla también de sus propias aportaciones, y así,

  • frente a las cuatro dimensiones que barajaba Einstein para formular su teoría de la relatividad (anchura, longitud, altura y gravedad), él elabora su trabajo en base a once de ellas –tendréis que leer el libro para empaparos-,
  • y frente a una concepción lineal del tiempo establecida en base al binomio pasado-futuro, incorpora lo que él denomina un “tiempo ideal” que intersectaría sobre dicho continuo, puesto que -aún y siguiendo la teoría de la relatividad- sus investigaciones le habían llevado a concluir
    • no sólo que el tiempo tuvo un origen (no lo considera, por tanto, una magnitud universal ni increada),
    • sino que nos es imposible definir lo que realmente el tiempo es,  puesto que sólo nos es posible describirlo en base a lo que de él se ha podido percibir. 

¡Eso sí!:

... en base a eso, el Prof. Hawking es consciente de que se ha llegado, se llega y podrá llegarse a construir hermosas formulaciones... 

Así las cosas, yo creo que podemos concluir que lo relativo no es lo que el espacio o el tiempo sean, sino las diversas formulaciones a las que se pueden llegar en base a su consideración. 

¿Qué quiere esto decir?...   

Pues lo que esto quiere decir,

  • es que una cosa es lo que las cosas son,
  • otra, del modo en que las cosas sean,
  • una más lo que de las cosas percibimos,
  • y una tercera, el modo en que podemos interpretar aquello que percibimos de lo que realmente las cosas manifiestan de lo que realmente son.

 Como ves, querido Hola, yo sigo manteniendo que las cosas son, y que son de una determinada manera,

  • independientemente de que nosotros tengamos noticia de ello,
  •  o de que las hayamos incorporado como concepto al conjunto de nuestros conocimientos (es decir, de que las hayamos incluido o no en nuestro denominado mapa conceptual). 

Así, un árbol caído en la mitad de un bosque frondoso, siempre es o habrá sido un árbol, independientemente de que alguien hubiera estado allí para comprobarlo, o de que posteriormente así nos lo transmitiera. 

Otro tanto diríamos de tu afirmación de que, a tu modo de ver, no existen características o cualidades independientes del modo en que sean consideradas. 

Una sustancia venenosa por ejemplo, seguiría siendo venenosa, aún y cuando tú no la hubieras ingerido, o aún y cuando ni tú ni nadie la hubiéramos catalogado, o ni siquiera tuviéramos aún noticia de su existencia. 

Otra cosa es el modo en que su conocimiento pudiera llegar a sernos significativo, y ahí es donde interviene el sistema de falsación para la identificación de la verdad del que nos habla la Wilkypedia. 

Esa falsación nos es necesria (recordaréis que yo hablaba de la "conversio ad fantasmata" refiriéndome al mismo tema),

  • precisamente porque las cosas no son ni son de una determinada manera en función de lo que nosotros creamos,
  • sino porque lo que nosotros creemos conocer sobre lo que las cosas son o sobre sus características,
    • para que sea un conocimiento verdadero,
    • ha de estar en referencia necesaria a lo que esas cosas son y al modo en que se manifiestan en la realidad. 

Como podéis comprobar, la misma definición de la verdad que nos aportaba Joaquim (“La verdad suele definirse como la conformidad existente entre lo que se expresa y la situación real de algo o el concepto real que se tiene acerca de un tema)  presupone la existencia de lo real.   

Hasta aquí mis intentos de contrarrestar vuestras ideas “relativistas”.  

Dejemos a los físicos con sus formulaciones para trabajar a partir de ahora con una disciplina más apropiada para hablar de la verdad, y más concretamente de la verdad que se manifiesta en los entes como reflejo y en cuanto a participados de la Verdad de Dios: la Metafísica. 

Con la luz que nos aporta, no te extrañarás querido Hola, de que utilicemos categorías más o menos humanizadas para referirnos al conjunto de perfecciones que cada ente manifiesta,

  • sencillamente porque comprenderás que, precisamente porque se trata de algo común a todos ellos y que les transciende, no son en ellos sino la manifestación de unos atributos que de por sí no les corresponden,
  • y que los entes no hacen sino reflejar y hacer visibles, de un modo similar al que nos permite percibir la luminosidad y el color de los objetos bajo la acción del sol. 

También mediante la Metafísica intentaremos hacer comprender querido Joaquim, que la Verdad, esa verdad a la que la verdad de los entes nos remiten, es cognoscible y falsable,

  • de un modo similar al que sabemos de un arquitecto a través de lo que sobre él nos refiere su obra,
  • o en el que conocemos la existencia de la música por cuanto que la misma “vive” en el ama de un compositor.

Así, es el conocimiento de la realidad de lo tangible lo que vamos a pretender que nos lleve al conocimiento de lo intangible y no al revés.

Pero curiosamente y como espero tener ocasión de demostrar, dicho conocimiento nos llevará precisamente a cerciorarnos de la veracidad del contenido de la Revelación. 

Espero que todo esto constituya el objeto del segundo de mis artículos dedicados a este tema (VERDAD VERDADERA II).

En el tercero (VERDAD VERDADERA III), trataré de analizar los -a mi modo de ver- "hitos" en base a los que se sustentan nuestra creencia, y que no son otros que la Encarnación, el Bautismo, la Resurrección y Pentecostés, es decir, los acontecimientos relacionados con la Vida que de hecho compatimos con Jesús de Nazareth.

Pero diremos que no son propiamente misterios si por ello se entiende la falta de datos falsables en relación a ellos. Los hechos acontecieron y están datados  y ubicados.

Misterio es, en cambio (como diría S. Juan), aquello que acontece después de nuestra aceptación, es decir, tras la asumción y la consciencia por nuestra parte, de participar en esa realidad.

No porque sea inenarrable, sino porque se trata de una experiencia íntima, inefable e instransferible:

  • la de nuestra comunicación con, y la de nuestra verdadera experiencia de la Verdad en, como muy bien dice Gorka, la Persona del Cristo Resucitado, vivo y presente hoy entre nosotros. 

Me temo que por hoy vamos a tener que dejarlo aquí, pero no os preocupéis, porque como os tengo amenazado, en breve sigo... 

18 comentarios

Dorota -

Muy interesante cuanto dices, Jesús M.

Estoy totalmente de acuerdo contigo en lo que suponen las premisas, el método y el modo de comprobación de lo que supone la materia propia de las ciencias empíricas.

No lo estoy, sin embargo, en lo que dices de que las cuestiones teológicas no tienen cabida dentro de la ciencia, ni en la afirmación que hacen esos científicos americanos de que, si bien consideran que la existencia de Dios es realmente una hipótesis científica y por tanto científicamente tratable, llegan a la conclusión de que la afirmación de la existencia de Dios no es sino una afirmación sobre la realidad “como cualquier otra”.

Verás:

Es cierto que la auto-revelación de Dios informa un modo de concebir la realidad a los ojos de un creyente, pero es que su veracidad es contrastable a través de una ciencia, la Metafísica, que es anterior a cualquier formulación de la teología cristiana, a la que podríamos llamar la ciencia del ser, y cuyo objeto propio –que es lo que define a cada ciencia discriminándola de las demás- es precisamente y desde la antigüedad, el estudio de la causa última y de los principios primeros y más universales de la realidad.

Así, se suele distinguir entre el objeto material –que es el conjunto de cosas estudiadas por un saber científico- y el objeto formal -o aspecto que cada ciencia considera en el ámbito de su objeto material-, y por ello las ciencias particulares tiene por objeto determinados sectores o aspectos de la realidad.

Pero ha de haber una ciencia que estudie toda la realidad fijándose en aquello que todas las cosas tienen en común, esto es que “en cuanto son”, “son cosas” y por tanto algo “real”.

Estos aspectos comunes, que están presupuestos por los demás conocimientos más particulares, son el objeto propio de la Metafísica, ciencia que tiene su base epistemológica en el análisis de lo que llega a ser evidente que las cosas son.

Así, mediante la argumentación metafísica y por elevación, podemos llegar a la consideración de Aquel que es, como Causa última y Principio primero y más universal de la realidad, pero no porque así se nos haya revelado, sino porque es comprensible metafísicamente que así es.

En VERDAD VERDADERA II si te parece seguiremos hablando...

Saludos cordiales también para ti.

Jesús M. Landart -

Leo con sumo interés vuestras valoraciones y me permito meter la cabeza, disfrutando ya de aquello que tanto me satisface por inclinación personal: el debate amistoso.

De momento, y a modo de apunte, unas ideas en cuanto a epistemología de la ciencia, que a mi modo de ver nada tiene que ver con "otras epistemologías" como la teológica.

La misión de la ciencia es explicar el mundo; pero no pretende elaborar teorías ciertas. (¿Qué es una teoría cierta?). Se conforma con elaborar teorías útiles. Una teoría falsa (como el lamarckismo) puede no dejar por ello de ser científica; y su estudio nos dice mucho sobre la realidad: porque cuando conseguimos mostrar su falsedad sabemos más que antes de haberlo hecho.La realidad es algo desbordante en su complejidad, analíticamente inabarcable para el ser humano, de ahí que el primer paso sea la creación de un modelo (simplificación del mundo). Sobre ese modelo simplificado y atacable analíticamente, se elaboran unas hipótesis de trabajo y se estudian sus consecuencias. Todo esto es la mitad de la labor científica. La otra mitad es el descenso a la realidad, y la comprobación de que ésta se comporta como el modelo. Las hipótesis deben ser falsables y predictivas. Si las predicciones se cumplen en la realidad (como la desviación de la luz en el eclipse de 1.919 predicho por Einstein), la teoría no queda demostrada, sino tan sólo reforzada. De manera que toda teoría científica es provisional, a la espera e un hecho, un experimento, un resultado que no tenga cabida en ella; momento en que se deberá afinar la teoría, o efectuar un cambio de paradigma si el asunto es flagrante (cosa que ocurre muy pocas veces en un siglo).
Cae por su propio peso que nada de esto es aplicable a asuntos teológicos, motivo por el que la inmensa mayoría de los científicos han afirmado que las cuestiones teológicas no tienen cabida en la ciencia. Se trataría de "Nonoverlapping Magisteria", magisterios separados tal y como decía el fallecido Stephen Jay Gould.

Sin embargo, una corriente creciente de científicos americanos está plantando cara a este concepto, encabezados por Richard Dawkins. Esta corriente, asqueada de la invasión e intromisión de las creencias en el quehacer científico (principalmente desde el 11 de septiembre en los EEUU), plantean la posibilidad de que la existencia de Dios es realmente una hipótesis científica. Científica y falsa. Y por lo tanto tratable científicamente: no existen magisterios separados, y la afirmación de la existencia de Dios es una afirmación sobre la realidad como cualquier otra.


Saludos cordiales

Jesús M. Landart

Martika -

Me ausento unos dias y vaya como se pone el asunto. Ahora q me he puesto a ello,estoy ansiosa por la verdad verdadera II

Dorota -

Te agradezco que me déis un respiro, Hola...
A ver qué tal resulta la VERDAD VERDADERA II.
Esker'ik asko.
¡Ah!, y no es pecado, nada que no cause desorden ni que te aparte de Dios.

Hola -

Bueno, con este ya son 14… supersticioso que es uno… (por cierto, ¿era pecado?)
Saludos…

Dorota -

Me hace gracia lo que decís, querido Joaquim, porque realmente eso es lo que se intenta con la Metafísica.
Y tienes razón: Dios no es falsable con relación a ningún otro ente, sino que los entes son falsables unos entre otros y con relación a nosotros, lo que nos lleva a analizar, siempre teóricamente y por elevación, el ser de Dios.
A eso es a lo que me refería cuando os decía que hablaremos de la Verdad de Dios, a través de lo que de ello sabemos y de un modo similar a como lo hacemos de un arquitecto a través de lo que de él sabemos por su obra.
Pero es que obra suya somos nosotros también, y por eso también decía, que trataremos –en base a la experiencia de Dios y de lo que sobre ella los que la han tenido manifiestan- de hablar de Dios del mismo modo en que podemos hablar de la música a través de lo que de la vivencia del compositor se transmite en sus obras.
Pero para ello, y como en el caso de Dios, el compositor habrá que haber tenido esa experiencia, cosa que identificarán sin duda otros compositores.
El resto, la plasmación de esa experiencia mediante notas o el saberlas interpretar, es sólo cuestión de saber manejar el pentagrama

Joaquim -

Me toca.
Ciertamente la investigación científica muchas veces se desarrolla a base de la previa convicción por parte del científico de que algo, aún por demostrar, es de un determinado modo. Es a lo que me refería cuando escribí que Einstein debió tener un momento de lucidez para embarcarse en sus investigaciones. En esto estaría de acuerdo con Dorota.
En lo que no puedo estar de acuerdo de ningún modo es que se pueda aplicar el método científico a la experiencia religiosa, pues no sabemos ni que esa experiencia lo sea realmente o sea fruto de un autoengaño. Nos pongamos como nos pongamos Dios no es falsable. En esto tengo que estar de acuerdo con Hola.

Dorota -

No te cuestionas nada que no tenga sentido, Hola.
Estoy de acuerdo contigo y con la Wilkypedia como ya he dicho con el tema de la falsación.
Puedes cuestionarse la oscuridad como carencia de luz, o el frío como ausencia de calor; pero siempre se harás en base a algo que previamente conoces, y a algo que previamente crees que existe, ¿no crees?
La teoría, por brillante que sea, siempre habrá de ser contrastable para que responda a la realidad, supongo que en esto también estaremos de acuerdo. Si no, sí que estaremos hablando de una aporía como decía Joaquim, o, en todo caso, de una entelequia.
Esta frase tuya me encanta: “No sólo están ahí para explicar lo que sucede (los científicos, se entiende), sino también para predecir las consecuencias que los hechos tienen sobre la realidad, lo que sucederá, de manera que un tercero lo pueda comprobar con el método científico”. Y sabes por qué me encanta, ¿verdad?...
… pues porque es exactamente a eso a lo que se llega cuando se investiga científicamente (léase metafísicamente) y partiendo de la experiencia religiosa, lo circundante a la realidad de Dios…
La teoría de la relatividad es una manera de teorizar sobre el espacio y el tiempo que, efectivamente, ha podido contrastarse. Pero realmente esa no es “mi especialidad”.
Sólo te diré que Eisntein la formulaba concibiendo su realidad en forma de manzana, mientras que Hawking, con sus nuevos descubrimientos, pensaba que podía representarse como una pera. Tú me dirás…
No es cierto que todo lo que construyamos en base a una experiencia religiosa y sobre la realidad de Dios tenga pies de barro, sino que se sustenta precisamente en la comprensión que, por esa experiencia, tenemos de tal realidad de Dios.
Pero este razonamiento –para el cual utilizamos o yo voy a utilizar en mi próximo artículo elementos de la metafísica, del mismo modo que los científicos al uso utilizan fórmulas matemáticas, o en el que para expresar la música se utilizan notas y pentagramas- no parte de que lo que decimos sea así porque así lo diga la Revelación, sino que, en base a una experiencia religiosa, utilizando el razonamiento, y porque lo que decimos nos es “sensible”, pretendemos y podemos llegar a relacionarlo con la realidad de Dios.
Así es como seremos capaces de construir y de compartir nuestras formulaciones, hasta llegar a considerar “teóricamente” y entre todos la realidad de Dios.
Desde luego, contamos contigo.
Un cordial saludo también para ti.

Hola -

¿cómo se puede teorizar sobre el espacio o el tiempo sin considerar que existe?...
Bueno, no nos confundamos con esto… en realidad es sencillo, por ejemplo, simplemente cuestionándolo…
Una de las premisas del método científico, requiere de “la falsabilidad. Es decir, que toda proposición científica tiene que ser susceptible de ser falsada (falsacionismo). Esto implica que se pueden diseñar experimentos que en el caso de dar resultados distintos a los predichos negarían la hipótesis puesta a prueba”.

Los científicos no se dedican a teorizar sin red, ni mucho menos… Me temo que no, deben contrastar sus elucubraciones con hechos (o habrá que poner otro nombre a su profesión).
Los científicos que trabajan sin red, lo hacen en una fase de su trabajo, pueden ser por ejemplo los físicos teóricos (como Hawking), pero aun así, se centran en adelantar descubrimientos (como Hawking), si no están ahí para eso, solo alcanzan a ser escritores de ciencia ficción (esta vez no es el caso de Hawking).

No solo están ahí para explicar lo que sucede, sino también para predecir las consecuencias que los hechos tiene sobre la realidad, lo que sucederá, de manera que un tercero lo pueda corroborar con el método científico (que no es cualquier cosa).

La teoría de la relatividad es un hecho, del cual las pruebas realizadas reproducen lo que en ella se “teorizó”, y tal y como había predicho (es fundamental para el movimiento de los satélites, por ejemplo), del mismo modo que los agujeros negros de Hawking, y otros tantos descubrimientos “teóricos” han sido detectados con posterioridad… No lo explican todo, por eso los frentes de la ciencia siguen avanzando, los religiosos al “uso” como decía anteriormente, se limitan a mirar más allá del horizonte, y decir, “más allá ya sabemos lo que hay”…

Pero bueno, empieza a parecerse a la discusión eterna que pretendía esquivar…
Recapitulando, el problema que yo le veo a teorizar sobre la “Verdad”, es que todos los razonamientos que sigamos, serán construcciones teóricas basados en cimientos de barro. Podemos construir todo un sistema lógico, bien diseñado, e impecable en sus razonamientos, pero no podemos contar ni con premisas ciertas, ni con conclusiones contrastables. No entiendo que se pueda sacar otra conclusión que ésa, de las premisas de las que estamos obligados a partir, a saber: “si bien nuestros razonamientos teóricos sobre Dios son compartibles -sabedores como somos de que de Dios sólo conocemos a través de manifestaciones sensibles-, sucede que nuestra experiencia espiritual no lo es.”

Eso sí, lo que no me causa ningún problema, es teorizar sobre ello igualmente, sobre todo si resulta entretenido… x aquí esperaremos próximas entregas…

Un saludo a todos…

Daniel -

No puedo sino transmitiros ánimo. El debate está interesantísimo. Aurrera!

Dorota -

Comienzas diciendo, querido Hola, que Einstein o Hawking nunca elaboraron partiendo de algo que supieran previamente real. Y digo yo, ¿cómo se puede teorizar sobre el espacio o el tiempo sin considerar que existe?...
Otro “apunte” que te tengo que hacer, es que la frase que citas como mía sobre a imposibilidad de definir el tiempo, no es mía sino de Hawking. Quizá me expresara mal...
¡Pero bueno! Ciñéndonos propiamente a tu intervención:
Lo primero que tengo que decir, es que para avanzar en el conocimiento de una realidad, es necesario estar dispuest@s a someter a contraste el propio juicio. Es de ahí de donde se sacan las conclusiones como tú dices, y las conclusiones son necesarias para avanzar.
Dices también que los científicos describen situaciones con acercamientos teóricos a un grado de realidad que consideran “suficiente”, y también en esto estoy de acuerdo contigo, teniendo en cuenta que es exactamente eso lo que considero que hacen los metafísicos.
Como contraste, tu mantienes que “los religiosos al uso” hablan de los extremos de la realidad “sin red”, desde un punto de vista teórico –como comprobarás, en eso coinciden también con los científicos- y que mantienen “modelos inexpugnables” dado que son capaces de concretar situaciones reproducibles por terceros, y ahí si que tengo algo que aportar....
En realidad, tod@s nos creemos capacitad@s para hablar de Dios.
La mayoría de l@s que lo hacen, incluso aunque su lenguaje no sea muy apropiado, si además ponen en práctica lo que predican, tienen a mis ojos un grado de credibilidad, porque lo importante no es lo que ellos dicen o como lo digan, sino lo que en ell@s se actúa y lo que a través de ell@s se manifiesta, que no es otra cosa que el Amor de Dios.
Pero como le decía a Joaquim, no sólo los teólogos o los filósofos pueden llegar a hacer formulaciones -siempre teóricas- sobre la realidad de Dios: también podemos hacerlo nosotr@s.
Pero para hacerlo con certeza, es decir, desde la vivencia de la evidencia, es necesario tener previamente una experiencia de lo que es y de lo que supone la relación con Dios, porque el tema es, que si bien nuestros razonamientos teóricos sobre Dios son compartibles -sabedores como somos de que de Dios sólo conocemos a través de manifestaciones sensibles-, sucede que nuestra experiencia espiritual no lo es.
De hecho, sólo cuando sabemos porque efectivamente nos es sensible, que Dios vive en nosotros y actúa a través nuestro, es cuando podemos empezar a razonar con mayor o menor acierto sobre su Verdad.
Pero créeme: no es un conocimiento teórico sino vivenciado, o ese es el caso de esta “relativista” por lo menos: una persona que también cree que las cosas son relativas, pero no a nosotros ni a nuestros conocimientos. Tampoco a los otros ni a sus conocimientos (por muy filósofos o teólogos que sean) sino a lo que cada vez con mayor claridad percibimos porque se hace patente en nosotros, de la Verdad de Dios.
En esto insistiré en el tercero de mis artículos, y ya me dirás entonces si te parece suficiente “mi intento de acercamiento teórico” a la realidad de Dios.
No habré descubierto la pólvora, eso ya lo se: sencillamente aportaré mi razonamiento, y estaré como siempre dispuesta a compartirlo o contrastarlo con todos vosotros después.
Por último, te digo como a Joaquim, Hola: tus intervenciones siempre son positivas e ilustrativas, y muy interesantes. No se si os dirá algo o no Daniel, pero yo quiero aprovechar ahora para daros las gracias, y para deciros a los dos que os considero unos muy dignos oponentes. A ti, Gorka, no puedo decirte lo mismo, no porque no crea que merezcas semejantes halagos, sino porque realmente no creo que seas mi oponente, o por lo menos como tal no te has manifestado. De todos modos, gracias también.

Dorota -

Me temo, mi querido Joaquim, que ni siquiera que te otorguenn el Nóble justifica la verdad de lo que algo es.
Por muy brillante que sea nuestro razonamiento, lo que el espacio o el tiempo son no depende de cómo los concibamos, ni tampoco de que nos lo reconozcan.
Esto es así, sencillamente porque "la razón" de lo que unos a otros tratamos de transmitirnos, es algo exterior a nosotros: algo intrínseco a "ello mismo".
Te diré también, que compartir nuestras ideas para tratar de encontrar e incluso de compartir y ampliar nuestro particular "rincón espiritual" es precisamente lo que pretendemos en este blog, conscientes como somos de que no por muchos que pensemos en un determinado sentido las cosas dejarán de ser o no realidad.
Por otra parte, yo no creo que teólogos y filósofos hayan de decirnos exactamente o en cada momento lo que tengamos que pensar, sencillamente porque considero que nuestra fe es razonable.
Y en cuanto al contenido de lo que incluyes al final de tu intervención, te diré que esa distancia que entre lo revelado y nosotros impone nuestra imperfección es salvable,
... aunque de ésto como de otras cosas, seguiremos hablando...
A la tarde/noche me meteré con Hola.
Que sepas que tus intervenciones me resultan siempre de lo más interesantes, Joaquim.

Hola -

Estimada Dorota,

Me temo que dejas entrever en tus palabras algo que distingue a los religiosos de los científicos… Es por eso que no considero a la religión como buena compañera de viaje para analizar las cosas, y mucho menos la “realidad”.

Déjame decirte que todo aquello que Einstein o Hawking, nunca partió de la base de lo “sabían previamente real”, como tu afirmas.

Como escribió una vez un amigo (le cito de memoria, con lo que podría variar sensiblemente el mensaje…¿de qué me suena eso?), describir desde la física la caída de una gota, es relativamente sencillo con las leyes del movimiento y considerando la aceleración de la gravedad, incorporar el rozamiento y la dinámica de fluidos involucrada en la situación es algo más complicado de analizar, y prever la incidencia de lo que se conoce en relatividad sobre la influencia de la gravedad y el propio movimiento de la gota sobre el movimiento, la masa y el tiempo, está al alcance de muy pocos, y sigue contando…

Con esto quiero decir, que los científicos describen situaciones con acercamientos teóricos, hasta que se prueban como ciertos, pero incluso en ese momento, se prueban como ciertos, con lo que se considera un grado de acercamiento a la realidad “suficiente”. Simplemente la describen con una precisión que nos es suficiente para vivir… y seguirá vigente hasta que se describa otro modelo más exacto, que descarte o evolucione al anterior. Mientras tanto, el científico es capaz de mantener el célebre “solo sé que no sé nada”.

Me temo que los religiosos al uso, hablan de los extremos de la realidad, o de los extremos de la verdad sin red, desde el punto de vista teórico, y mantienen “modelos” inexpugnables, dado que son incapaces de concretar situaciones reproducibles por terceros. Me temo que igual de inexpugnables que la teoría del espagueti volador… véase, si a alguien le da por ahí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Pastafarismo#_note-2


Te deseo suerte si crees que demostrarás lo que esperas demostrar en los próximos mensajes. La característica definitoria en este sentido de un religioso, es absolutamente opuesta a la anterior. Sería la tantas veces escuchada: “solo sé que lo que creo, es Verdad”.

En mi caso, no me preocupa nada que Jesús existiera, de hecho existen documentales entretenidos en explicar la mayoría de los milagros, con cierto éxito científico por cierto… (aunque creo que reubicaban el monte donde se recibieron los 10 mandamientos).

Me despido citando tu propio artículo, para darte la razón:
“nos es imposible definir lo que realmente (el tiempo) es, puesto que sólo nos es posible describirlo en base a lo que de él se ha podido percibir”… cambia el tiempo por “la Verdad”, argumentación teórica donde las haya, y tendrás un buen entretenimiento sobre algo imposible de contrastar con los hechos… Sacar conclusiones de los hechos es algo normal, no progresar no lo es… Pensaríamos que sabemos lo que la luz es, ya que la “luminosidad nos permite conocer el color de los objetos bajo la acción del sol”, y que consta de los siete colores del arcoíris (bueno, siete en Europa). Todos sabemos que la mayoría los componentes de la luz se escapan a la percepción humana, solo la instrumentación nos ha permitido llegar más allá (llegar al fondo, es otra historia, y aun está por recorrer). Para que hablar de metafísica, partiendo del hecho de una capacidad humana reconocida e insalvable con otros métodos, si no es para pasar el rato…
saludos

Joaquim -

Supongo que Daniel sabrá recompensar a Dorota después de la que ha organizado, pues no son ni uno ni dos, sino tres, los artículos que la cosa va a necesitar. Así pues hay que agradecérselo.

Einsten debió tener un momento de lucidez para embarcarse en su investigación pero al final logró emerger con la confirmación de su teoría. Si después de la trilogía que nos tienes prometida te alzas con la prueba definitiva de la existencia de Dios ya sé para quien será el próximo Nobel de todas las disciplinas. Dices: “Así las cosas, yo creo que podemos concluir que lo relativo no es lo que el espacio o el tiempo sean, sino las diversas formulaciones a las que se puede llegar en base a su consideración”. Podría llegar a estar de acuerdo con esa afirmación (y con su conclusión de que si en física vamos a tientas más en metafísica) pero, al menos a mí, no es eso lo que me preocupa y no insistiré más en ello.

A veces, cuando cuestionamos las cosas no es por un empeño deportivo por reafirmarnos en nuestra libertad de pensamiento o por matar simplemente el tiempo sino por una necesidad imperiosa de encontrar nuestro particular rincón espiritual. Cuando hablamos del hecho religioso, de la dimensión religiosa de la vida lo podemos hacer a través de un sistema cerrado de ideas establecidas a lo largo de los siglos (muchos piensan que sólo por eso ya son verdad) o abrirnos al diálogo, no para dejarnos llevar infantilmente como si de un concurso de ideas se tratase, sino para hablar (o dejarse iluminar) seriamente de la cuestión. Pues para qué sirven los teólogos sino para hacer una reflexión propia y adaptada a los tiempos, de qué sirve repetir lo ya dicho una y mil veces sino es sólo para que la CDF no te someta al martirio intelectual por el que tantos han tenido que pasar. A fin de cuentas, ¿la experiencia religiosa del cristiano no es la de la presencia viva de Jesús por el Espíritu? Lo complicamos todo tanto. Pero, en fin, es nuestra naturaleza supongo.

Bueno, a la espera de las siguientes entregas, te dejo con unas palabras de Simone Weil: «Cuando leo el catecismo del concilio de Trento, me da la impresión de que no tengo nada en común con la religión que en él se expone. Cuando leo el Nuevo Testamento, los místicos, la liturgia, cuando veo celebrar misa, siento con alguna forma de certeza que esa fe es la mía o, más exactamente, que sería la mía sin la distancia que entre ella y yo pone mi imperfección...».

Almu -

A mi lo que me han gustado han sido los ejemplos.
Muy clarificadores, oye.

Gorka 97 -

El escrito de Dorota como todos los suyos son de una precisión y claridad impresionante.
Veamos uno de los párrafos que escribe:
"Pues lo que esto quiere decir, es que:
una cosa es lo que las cosas son,
otra, del modo en que las cosas sean, una más lo que de las cosas percibimos,
y una tercera, el modo en que podemos interpretar aquello que percibimos de lo que realmente las cosas manifiestan de lo que realmente son."
Espero con ilusión los temas que va ha prometido.

Dorota -

Precisamente iba a cerrar el ordenador cuando he leído tu comentario, Daniel.
Realmente te lo agradezco, porque la verdad es que escribir este artículo me ha costado lo mío, aunque espero que no se lo digas a Joaquim y a Hola.
Un saludo.

Daniel -

De momento te diré que tu fe me conmueve y que eres una torera. ¡Ánimo, que tú puedes!