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LEGISLACIÓN ESPAÑOLA

Reproduzco a continuación una polémica tesis (o eso es al menos lo que a mí me parece) sostenida por María Lacalle, profesora de Derecho Civil de la Universidad Francisco de Vitoria, expuesta durante la Jornada sobre Ideología de Genero organizada el pasado 16 de febrero por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de esa universidad de Madrid.  

Me gustaría saber cuál es vuestra opinión sobre ella. 

Dice así: 

“Leyes como la del «matrimonio homosexual», la ley contra la violencia de género, e incluso regulaciones que han tenido menos repercusión como la del «cambio de sexo» en el Registro Civil, suponen una implantación formal de esta ideología en España, que previsiblemente se reforzaría con una introducción de los «derechos reproductivos» si se modificara la ley del aborto.

La ideología de género, nacida del feminismo radical, se impuso a nivel mundial en la Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Pekín en 1995: los lobbies «consiguieron imponer a los países miembros el compromiso de incorporar la «perspectiva de género» en todas sus políticas y medidas legislativas», afirma María Lacalle. 

Según esta investigadora, la ideología de género ha logrado imponerse en España en tres ámbitos legislativos clave: la identidad personal, la familia y la educación.  

La ideología del género «parte del convencimiento de que la mujer ha sido explotada por el hombre a lo largo de la historia mediante la imposición de roles y estereotipos sociales totalmente injustos y arbitrarios que la han mantenido apartada de la vida pública, privada de derechos y recluida en el ámbito familiar», afirma.  

La «deconstrucción» de la identidad personal.

Según María Lacalle, la ideología de género «pretende instaurar una sociedad en la que todos los individuos sean iguales, una sociedad sin diferencias entre los sexos en la que cada uno, independientemente de las características biológicas con las que nazca, escoja su propia identidad de género y su propia orientación sexual».  

La investigadora cree que esta ideología está detrás de varias de las leyes aprobadas en los últimos años, como la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en el apartado en el que regula el cambio de sexo en el Registro Civil cuando «no se corresponda con su identidad de género». 

«Esta ley banaliza de una manera alarmante la cuestión de la identidad sexual. En primer lugar, no requiere un estudio psiquiátrico en profundidad, sino que permite que se cambie la inscripción registral con un simple informe psicológico; no exige cirugía de reasignación sexual, y tampoco establece como estrictamente obligatorio el haber seguido un tratamiento médico para acomodar las características físicas a las correspondientes al sexo reclamado». 

Para Lacalle, esta ley muestra «una concepción del ser humano según la cual la identidad sexual es una variable subjetiva de cada persona. Es como si cada uno pudiera «inventarse» a sí mismo: la naturaleza no cuenta, cada uno hace lo que quiere porque la libertad se concibe como una fuerza omnipotente y autocreadora. El deseo de cada uno se convierte en motivo suficiente para pretender alterar la realidad».

Esta concepción del hombre proclama la libertad absoluta como liberación de lazos y condicionamientos, aún aquellos naturales como la relación paterno-filial. Como consecuencia, todas las instituciones sociales quedan minadas y se subvierte el orden social, con consecuencias que los expertos participantes en la jornada prevén desastrosas para la sociedad.

El tabú de la maternidad

La maternidad, como realidad fisiológica exclusiva de la mujer, es una de las cuestiones más atacadas por las feministas de género: los nuevos derechos reproductivos y sexuales «tienen por objeto que la mujer controle por completo la fertilidad, y que tienen como núcleo central el acceso al aborto sin restricciones de ningún tipo, como algo imprescindible para que la mujer pueda ser auténticamente libre», afirman.  «Más que de «derechos reproductivos» deberían hablar del «derecho a no reproducirse», que es lo que realmente quieren. Por eso buscan formas para liberar a la mujer de la «tiranía» de su naturaleza biológica, permitiéndole escapar de la «barbarie» del embarazo. Reclaman una solución técnica que les permita alcanzar el objetivo último que es la liberación de la maternidad», denuncia Lacalle.

Como detalle que expresa esta concepción, María Lacalle explica que los términos «maternidad» y «procreación» están siendo sustituidos en los textos internacionales por «trabajo reproductivo».

«Este término fue acuñado por Carolyn Hannan, que fue Directora de la División para el Avance de la Mujer de la ONU, y desde entonces se utiliza profusamente. Es un término que indica claramente la concepción que tienen de la maternidad. La consideran como una maldición,  una carga pesada que la sociedad ha impuesto a la mujer para someterla y recluirla en el ámbito privado, para que no pueda prosperar profesionalmente. Todo lo que sirva para liberar a la mujer de este trabajo reproductivo debe ser promocionado social y jurídicamente», añade.

Esta concepción explica el renovado interés por la modificación de la ley del aborto, reclamada desde las organizaciones feministas cercanas al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de manera especial en los últimos meses.

La "guerra de los géneros"

Otra de las leyes en las que el feminismo radical ha logrado imponerse es la Ley Orgánica 1/2004, de medidas de protección integral contra la violencia de género. En ella, la relación entre el hombre y la mujer se define como «necesariamente conflictiva». De hecho, en el preámbulo se afirma que «la violencia se dirige contra las mujeres por el hecho de ser mujeres y que es consecuencia de la desigualdad histórica de la mujer en la sociedad». 

La concepción de las relaciones entre el hombre y la mujer en términos de lucha, de rivalidad, de antagonismo, provoca un desquiciamiento de la propia identidad tanto de la mujer como del hombre», afirma Lacalle. Además, esta ideologización no lleva realmente a la solución del problema, pues no se tienen en cuenta otras causas directamente relacionadas con el aumento de la violencia, como la drogadicción o las rupturas familiares.

Para la investigadora, se están manipulando los datos "desde los años noventa han ido aumentando las muertes de mujeres a manos  de sus parejas y ex-parejas pero también las muertes de hombres a manos de sus parejas y ex-parejas, los suicidios de unos y otros, la muerte de niños, la violencia de los adolescentes contra sus padres y las agresiones a las personas de mayor edad dentro del ámbito doméstico. Por no mencionar la violencia en parejas de lesbianas, que es mucho más elevada que la que se produce en parejas de heterosexuales. Pero todos estos datos no se difunden a través de los medios de comunicación, y si no se difunden, no existen"

¿El fin de la familia?

Según Lacalle, uno de los objetivos del feminismo de género es acabar con la familia, a la que considera «la principal fuente de opresión de la mujer»: «Estamos asistiendo a una transformación radical del Derecho de Familia, que ya no la protege, sino que la crea, la inventa. Es la ley, sin ninguna consideración a la realidad natural, la que decide qué es el matrimonio, qué es la familia y qué es la paternidad».

Esta ideología subyace en las leyes 13/2005 (por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio para dar cabida a las uniones homosexuales), 15/2005 (por la que se regula el divorcio unilateral y sin causa) y 14/2006 (sobre técnicas de reproducción humana asistida), así como en la supresión del apartado 3 del artículo 154 del Código Civil, que reconocía la facultad de los padres de corregir moderada y razonablemente a los hijos, y la polémica asignatura de "Educación para la Ciudadanía".

Para la profesora de Derecho Civil, las últimas reformas de Derecho de Familia "han suprimido el matrimonio. El matrimonio, en cuanto unión de un hombre y una mujer abierta a la vida y con vocación de permanencia, ya no existe en nuestro ordenamiento jurídico". Con la Ley 13/2005 "se contempla el matrimonio como un invento social que va cambiando y adaptándose a las circunstancias históricas"

"Parece claro que el inusitado interés en aprobar esta ley no se debía simplemente al deseo de dar entrada al pequeño número de homosexuales que quiere contraer matrimonio -desde la entrada en vigor de la ley hace dos años y medio unos 4.500- sino de obtener el reconocimiento social para la homosexualidad y redefinir radicalmente el  matrimonio, privándole de sus elementos esenciales", añade.

Por otro lado, la Ley del "divorcio exprés" "encaja perfectamente en la ideología de género, pues si cada uno se construye y se "inventa" a sí mismo, y puede construir su relación como quiera, también se le debe reconocer la capacidad de destruirla a capricho.

"El concepto de matrimonio que se maneja en esta ley se basa en el mero afecto, prescindiendo de cualquer función social, y se pone todo el énfasis en la satisfacción emocional, psicológica y sexual que proporciona a sus participantes. La ley se fija en el deseo y en la libertad individual. Si uno de los cónyuges desea romper su matrimonio, su deseo ha de hacerse realidad sin más consideraciones. No hay que tener en cuenta al otro cónyuge, ni tampoco hay que pensar en el daño, a veces irreparable, que se produce a los hijos. Sólo el deseo es importante", añade.

Para María Lacalle "lo que se está diciendo a la sociedad es que el matrimonio no es importante, que el contrato matrimonial vale menos que cualquier otro contrato civil o mercantil"

Padres sin hijos, hijos sin padre.

Otra de las claves del desarrollo legislativo en cuanto a identidad personal se refiere, es la Ley 14/2006 sobre técnicas de reprodución humana asistida, en la cual se redefine la paternidad y la maternidad como un "derecho" que la sociedad debe satisfacer. 

Lacalle explica que la ley reconoce el derecho de acudir a estas técnicas a toda mujer mayor de edad independientemente de su estado civil y orientación sexual. Si es una mujer casada con un hombre, la ley "presume" que el padre es el marido de la mujer; si es una  mujer casada con otra mujer, la ley considera a ambas "progenitoras"; y si es una mujer sola, el niño legalmente no tiene padre, porque según la ley el donante no es un padre sino "el lugar" donde se ha producido el material genético. "No es que su padre no lo quiera reconocer, es que, legalmente, no tiene padre, y no se le permite buscarlo, ni conocerlo, ni relacionarse con él en manera alguna". Por la misma razón, al ser la paternidad y la maternidad un rol social y nada más, se defiende la adopción por parte de homosexuales.

Además, la legislación se entromete también en el derecho de los padres a educar a sus hijos.

Para la investigadora "es una intromisión bastante sorprendente, teniendo en cuenta las circunstancias, pues parece que el panorama generalizado no es precisamente de autoritarismo de los padres hacia los hijos, sino todo lo contrario. La mayor parte de los padres han tirado la toalla, han abdicado de su autoridad y consienten todo a sus hijos. Y sin embargo, parece que existe un interés en minimizar la autoridad de los padres, en lugar de reforzarla"

Lacalle recuerda que en la Ley Orgánica de Educación "no se menciona para nada la autoridad de los padres. Ésto ya fue denunciado por el Consejo de Estado en su informe, que recomendó al Gobierno que incluyera algún párrafo que hiciera hincapié en la autoridad de padres y profesores, pero el Gobierno hizo caso omiso"

Por otro lado, el rebajamiento de la edad de consentimiento para mantener relaciones sexuales ha provocado que muchos padres no sepan nada -ni tengan derecho a ello- de la vida de sus hijos. "Según la legislación vigente, a los trece años se puede consentir en mantener relaciones sexuales, sea con personas del mismo o de distinto sexo, incluso con un adulto. Las propias administraciones fomentan la precocidad de los adolescentes en materia sexual, como queda demostrado en los folletos de sexo infantil que se reparten en los centros escolares de algunas comunidades autónomas" 

Por otro lado, la Ley Orgánica de Educación 2/2006 "está impregnada de ideología de género, lo cual queda claro desde el mismo Preámbulo, donde se dice que son fines de la educación, entre otros, el desarrollo de las capacidades afectivas del alumnado, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así como la valoración crítica de las desigualdades, que permita superar los comportamientos sexistas".

"En la asignatura Educación para la Ciudadanía esta ideología está presente en todas las etapas, especialmente en la Educación Secundaria Obligatoria. Se rechaza cualquier diferenciación entre varón y mujer, llegando a identificar diferencia con discriminación, se insiste machaconamente en la diversidad afectivo-emocional, en la posibilidad de elegir la propia identidad y orientación sexual", añade.

¿Quién gana?

María Lacalle afirma que el ataque a la familia «es una constante de todas las ideologías totalitarias que han pretendido un control de la persona. En todo este proceso de ingeniería social o deconstrucción de la sociedad, la familia es un obstáculo. Minar la autoridad de los padres es necesario para manipular libremente a los niños y configurar sus conciencias y su visión del mundo y de las cosas».

Para el padre Luis Garza, vicario general de la congregación de los Legionarios de Cristo, de estas legislaciones no se benefician las mujeres, ni los niños, ni la sociedad: «es un hecho comprobado que la desatención de los padres de familia suele crear en los hijos personalidades débiles, incapaces de pensamiento crítico, sujetos siempre a la moda imperante y con temor de enfrentar el status quo y reducidas a una máquina de consumo».

"Estp som dida es añgp cómodo para algunos grupos que quieren adquirir y mantener el poder político por generaciones y sería ya suficientemente malo, pero además es el preludio para manipulaciones de gran envergadura como las que experimentamos en el siglo XX".

Para el padre Garza, doctor en Derecho Canónico, la estrategia de estos grupos es o bien «conseguir un control político para obtener el poder». «Estamos ante la reivindicación más clara de Gramsci y su estrategia para la obtención del poder».  

«Si  lo que se busca es cambiar la cultura por motivos ideológicos, porque se piensa que esto es lo correcto y porque hemos vivido siglos engañados debido a lo reaccionario de la Iglesia y sus postulados, estamos ante un experimento de ingeniería social que puede tener tremendas y nefastas consecuencias ante el que debemos estar todos alerta y oponernos decidida e inteligentemente», afirma.” 

Esta síntesis de la tesis mantenida por la Prof. Lacalle con el pequeño comentario del P. Garza ha sido publicada recientemente en la revista Zenit. 

Ya me diréis lo que os parece.

12 comentarios

Dorota -

En efecto, mi veresado amigo.

Intentaré colgarlo esta misma noche.

Hola -

¿este Witiza? ¿rey visigodo de Hispania que sucedió a su padre Égica en 702 y reinó hasta el 710?
Mi cultura no da para tanto, me temo, de manera que esperare a leer el articulo para situarme...
Saludos de nuevo.

Dorota -

Esta vez le ha tocado el turno a tu segunda intervención, Hola.

Solamente decir que en esta última frase “Cada familia sigue siendo fundamental en el desarrollo de sus integrantes, como lo siguen siendo los amigos, el trabajo o las adversidades que cada uno va a ir encontrándose… nada de eso lo cambian las leyes, como nada de eso lo cambia la libertad de terceras personas, por muy mal que uno crea que la están ejerciendo” creo que puede resumirse el mayor de los alegatos que puedan hacerse a la tesis de la Sra. Lacalle.

Me ha encantado.

Nos veremos entonces al hablar de Witiza, ¿verdad?

Dorota -

Estoy completamente de acuerdo querido Joaquim, en que el Estado no es quien para imponer el estado civil a las personas, y también en que éstas deben poder decidir libremente sobre qué hacer con su vida, siendo precisamente el Estado el llamado a garantizar ese derecho.

Sobre su actuación cabe sin duda una valoración moral, aunque tampoco creo que sea el Estado el llamado a fijar esos criterios.

Como tú dices, considero que a la hora de interpretar la filosofía de cualquier norma, es deseable la existencia de juristas independientes que, fuera de todo objetivo que no sea el bien público, brillen con luz propia.

Los datos que aportas me parecen muy interesantes, y las consideraciones que haces sobre los mismo, también.

A mí tampoco me gustan ni el paternalismo simplista y empobrecedor, ni el libertinaje interpretativo.

Un cordial saludo, y mis felicitaciones por tu intervención

Hola -

Muy amable... Ya te adelanto que el tema del miedo me resulta muy interesante, de manera que volverás a verme.
Un saludo a todos.

Dorota -

Tu intervención me ha parecido sumamente interesante, querido Hola.

Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la relación paterno-filial no es consecuencia única o no tiene por qué derivarse del acto generador, y también lo estoy en que no debería confundirse naturaleza con cultura ni identificarse la cultura propia con la única natural. Tienes razón: “la diversidad mundial al respecto es rotunda”.

También estoy de acuerdo contigo en que el hecho de que un padre no sepa nada de la vida de su hijo, poco o nada tiene que ver con las leyes en vigor. Pero puesto que es el enseñando el propio agente de su educación y nosotr@s quienes ponemos a su alcance los medios y las opciones que consideramos más convenientes para favorecerla, es aquí donde te digo que si que puede haber un tipo de leyes que resulten excluyentes con una u otra opción.

Esta frase tuya “el miedo es libre, y está por todas partes, y el miedo a los cambios también, este sí que es algo natural (en este caso, por instinto básico de supervivencia), pero debe uno vivir la vida a pesar de ellos, ya que el progreso nunca llega sino a través de los cambios”… es buenísima, y te confieso que es la esencia del artículo que yo estoy escribiendo.

Considero que tienes razón cuando dices que “no es la sociedad la que debe decir a la gente que su matrimonio es importante”, y que “no se requiere semejante tutela, ni mucho menos se requeriría si se considerara un hecho natural”.

Como digo, tu intervención ha sido brillante.

Hola -

¿no será esperar demasiado de la vida política? Yo no estoy esperando a ningún político que me señale las malas prácticas morales. Las sociedades tienen problemas, y los tienen desde siempre, aunque estos puedan ir variando en el tiempo. Problemas de antaño dejan de serlo después, o viceversa. Lo que debe hacer una sociedad madura, es dejar de sentirse a merced de las circunstancias. A los individuos nos pasa lo mismo, y creo que algo de eso hay, aunque a las circunstancias las llamen política. Cada familia sigue siendo fundamental en el desarrollo de sus integrantes, como lo siguen siendo los amigos, el trabajo o las adversidades que cada uno va a ir encontrándose… nada de eso lo cambian las leyes, como nada de eso lo cambia la libertad de terceras personas, por muy mal que uno crea que la están ejerciendo.
Un saludo de nuevo…

Joaquim -

Sin necesidad de ser tan apocalíptico como la Sra. María Lacalle y reconociendo los méritos que tiene la legislación que ella pone en entredicho, en algo quizás tengamos que darle la razón.

Ya de pequeños oíamos a los mayores lamentarse de que los niños de entonces lo teníamos todo y que eso no podía traer nada bueno. La cuestión que me importa es la de si realmente hay un discurso institucional que abunde en la misma dirección. Coincido plenamente en que el Estado no debe de imponer el estado civil a las personas y que éstas deben de poder decidir libremente qué hacen con las riendas de su vida, y que además está bien que el Estado lo garantice. Pero, ¿existe como contrapeso algún tipo de discurso que valorice cuestiones como la vida, la familia, la responsabilidad, el trabajo, el estudio? A mi me parece que el Estado adopta una actitud en exceso paternalista y en exceso laxa en cuestiones de moral. Ya sé que es una cuestión esta muy delicada pero hay un gran espacio intermedio entre la rigidez calvinista y el todo vale en el que creo que estamos.

Un ejemplo candente: el aborto. Al respecto parece que sólo hay dos posiciones oficiales. La de los que están en contra a toda costa y la de los del aborto libre. En medio no aparece nadie que defienda por un lado su despenalización y al mismo tiempo una condena moral para los que lo trivializan, como si de algo parecido a una extirpación de amígdalas se tratase. No, sólo nos llega el mensaje de que quienes están en contra son unos pacatos, unos puritanos, unos retrógrados, gente del pasado y que lo moderno es estar a favor sin restricciones. Aunque se llegue a pactar una ley de plazos, ¿aparecerá algún día alguien desde la izquierda para decir que a pesar de que esté despenalizado, abortar no está bien, que es una acción moralmente reprobable? Sabemos que hay situaciones muy complicadas y difíciles de juzgar y calificar, pero la postura paternalista del ‘ya es suficiente pena el tener que abortar’ está demasiado consolidada.

Se echan en falta, en todos los ámbitos, voces independientes que brillen con luz propia (sonroja presenciar debates políticos y darse cuenta de que quienes defienden las posturas de los partidos son… periodistas).

Respecto del discurso reduccionista y simplista a que nos someten se encuentra también el de la cuestión de la violencia de género. Nadie se cuestiona porqué se le llama así al problema, pero a nadie se le ocurriría llamar a la delincuencia de los pobres violencia de clase o al terrorismo de ETA violencia vasca. Una juez, escaso tiempo después de la aprobación de la ley contra la violencia de género, hacía chanza diciendo que a partir de entonces tendría que anotarse marginalmente en las inscripciones de nacimiento de los niños la leyenda ‘futuro maltratador’. Otro dato: en 2.006 hubo en España 3.234 suicidios; de ellos 2.504 correspondieron a suicidios de varones. Más del 77% del total. Y así año tras año. ¿Alguien se cree que si fuese al revés el dato quedaría silenciado?

Otra juez, la decana de Barcelona, Maria Sanahuja, mujer extraordinariamente inteligente y capaz, denunció el abuso que muchas mujeres hacían de la denuncia falsa al amparo de la ley contra la violencia de género para presionar a sus parejas y obtener mayores ventajas en sus procesos de divorcio. La respuesta a su denuncia fue de lo más reaccionario e intolerante; lo grave no es que los grupos feministas la demonizasen por no hacer con sus declaraciones ningún favor a la “causa” sino que desde la propia administración se procuró minimizar la cuestión.

Hemos permitido que el código penal se inmiscuya hasta extremos intolerables en nuestra vida privada en ejercicio de ese paternalismo estatal que por otro lado nos empuja a ejercer sin límites nuestra libertad. O zanahoria o capón.

En España hay alrededor de 200.000 matrimonios anuales y una media de 150.000 divorcios. ¿Es eso normal? La tasa de fracaso escolar es demasiado alta. Las aguas fecales de toda Europa van llenas de cocaína. Los abortos van en aumento: ya superan los 100.000. Ser actor porno ya es un medio de promoción social. No quiero ser catastrofista, no es eso, pero una cuestión es dar facilidades para que las personas pueda ser menos infelices y otra los resultados que vamos obteniendo. No me gustan ni el paternalismo simplista con el que demasiado a menudo nos tratan ni el discurso del todo está bien.

Hola -

Bien por el matrimonio bien legislado... :D
"Condenado a comprar a su esposa 124.000 rosas rojas, por avaro"

http://es.noticias.yahoo.com/afp/20080303/tod-iran-mujer-marido-rosas-2f99174.html

Hola -

Bueno, veamos lo que a mí me ha llamado la atención (demasiadas cosas me temo).
La verdad es que no me preocupa gran cosa todas estas alarmas. Más bien me sorprenden la susceptibilidad de ciertos colectivos (aunque reconozco, que para seguir sorprendiendo a estas alturas, tienen su merito).

Como bien dice JML, la naturaleza no tiene mucho que decir al respecto. Ni siquiera la mencionada relación paterno-filiar es una consecuencia de la naturaleza. La procreación sí lo es. Lo demás es producto de nuestra cultura (el matrimonio también), que como bien dice en el artículo, varía con el paso de los años, nos guste o no. Y si no, ¿por qué preocuparse tanto de la edad de reproducción? ¿acaso no nos dota la naturaleza de esa capacidad desde una edad bien temprana? O en el extremo opuesto, si las investigaciones más recientes estiman que la madurez total del cerebro no se alcanza hasta los 20 años, ¿por qué se deja votar a gente desde los 18?.
No debería confundirse naturaleza con cultura, ni identificar la cultura propia como la única natural, la diversidad mundial al respecto es rotunda.

¿Acaso es verdad que en esa diversidad, “el ataque a la familia «es una constante de todas las ideologías totalitarias que han pretendido un control de la persona”? no se me ocurre mayor despropósito que aludir a semejante consenso anti-familia en el grupo de los totalitarismos… más bien diría todo lo contrario…

Porque una cosa veo clara, hilvanando un poco con el final del artículo, y es que el hecho de que un padre no sepa nada de la vida su hijo, me temo que poco tiene que ver con las leyes en vigor, ni siquiera con la naturaleza. Menuda tontería pensar lo contrario. ¿Exactamente qué impide a un padre educar a su hijo como mejor le parezca? ¿unos profesores? ¿unos amigos del niño?...

El miedo es libre, y está por todas partes, y el miedo a los cambios también, este sí que es algo natural (en este caso, por instinto básico de supervivencia), pero debe uno vivir la vida a pesar de ellos, ya que el progreso nunca llega sino a través de los cambios… ejemplos históricos me sobran, incluido entre ellos el voto a la mujer, o la abolición de la esclavitud (que nadie se de por aludido, doy por hecho que a estas alturas casi nadie piensa lo contrario, es solo un ejercicio de memoria histórico-cultural, bien reciente por otro lado).

A la familia, desde luego, no le pasa nada de nada con todo esto (al menos a la mía).
A la sociedad, tal y como yo lo veo, solo puede traerle parabienes el estar constituida por individuos felices. Encuentro algo obvio que permitir a una pareja separarse cuando uno de los dos integrantes así lo desea es lo mejor, para la pareja, y para la sociedad, y no seré yo el que les imponga mantenerla si no fuera ese mi criterio. La sociedad no es la que debe decir a la gente que su matrimonio es importante, que es “un contrato muy importante”, de hecho ni siquiera creo que la gente se case con semejante idea en la cabeza. No se requiere semejante tutela, ni mucho menos se requeriría si se tratara de un hecho natural…

En definitiva, no sé si merece tanto alboroto por un lado, mientras se nos advierte del final de nuestra sociedad, mientras por el otro se estima como mínima la implantación real de estas medidas (por ejemplo los mencionados 4.500 casos en dos años para el caso del matrimonio homosexual).

Bueno, lamentando que mis quehaceres cotidianos no me permitan saludaros más a menudo, debo advertiros de que os sigo siguiendo…
Nos vemos en próximos artículos.
Un saludo a todos.

Dorota -

Efectivamente yo por aquí ando, querido JML.

Estoy totalmente de acuerdo contigo. Totalmente.

De todos modos, te diré que pienso exponer mi parecer en un próximo artículo que se denominará "OSCURO E INCIERTO SE PRESENTA EL REINADO DE WITIZA", y que mi intención ahora -como en otras ocasiones- era conocer vuestra opinión.

A ver si alguien más se anima.

JML -

El artículo es muy largo, y comentarlo en su conjunto me parece imposible. Vaya un apunte para empezar: se dice que la ideología de género pretende que cada persona "escoja su propia identidad de género y su propia orientación sexual»

Yo no sé muy bien lo que es la "ideología de género" (y casi prefiero no saberlo, porque me repugna la nomenclatura por dos motivos, pero eso es otra historia).

A lo que iba es que no conozco a nadie que haya escogido ni su sexo ni su orientación sexual. Si los hay, deben de ser cuatro en todo el planeta. A mi no me llegó un día clave en el que decidí que me gustaran las mujeres, y a partir de ese momento obré en consecuencia. A mi simplemente me gustan las mujeres, y si me gustaran los hombres, sería homosexual. ¿Dónde esta la elección? Una persona que se siente atrapada en un cuerpo con un sexo que no es el que cree que le corresponde, no opta por nada: tiene un problema gordo ; si opción alguna.

Partiendo de esa base conceptual, no me extraña que la profesora Lacalle afirme que "esta ley muestra «una concepción del ser humano según la cual la identidad sexual es una variable subjetiva de cada persona. Es como si cada uno pudiera «inventarse» a sí mismo: la naturaleza no cuenta, cada uno hace lo que quiere porque la libertad se concibe como una fuerza omnipotente y autocreadora. El deseo de cada uno se convierte en motivo suficiente para pretender alterar la realidad»"

Aquí hay dos cuestiones:

1.- La mitificación de la naturaleza.

Cuando la señora Lacalle tiene una apendicitis, se va al médico para que arregle la chapuza que la naturaleza está haciendo con su cuerpo. Se toma la libertad de ir "contra natura", lo mismo que cuando vacuna a sus hijos o se toma una aspirina.

2.- La banalización del dolor ajeno.

El no reconocimiento de la inexistencia de la opción, de pie a pensar que un transexual es poco más que un caprichoso, y un homosexual un vicioso; no ve seres dolientes, sino seres ávidos de un placer espurio.

Estoy de acuerdo con ella completamente en la necesidad de un peritaje psiquiátrico profundo y serio antes de una medida drástica de cambio de sexo.

Sobre el resto, tengo puntos de acuerdo con Lacalle, y de franco desacuerdo. El feminismo radical me marea y enferma; pero decir que lo que se pretende es acabar con la familia es como decir que las copias ilegales de CD están acabando con la música. La familia y la música tienen miles de años detrás, y estos avatares modernos no van a acabar con nada. Desdramaticemos.

Me juego unas cañas a que esta señora es del PP.

Saludos a todos (porque además de Dorota y yo, hay alguien más por ahí, verdad?)


JML