¿ABSOLUTO?, ¿RELATIVO?
Me alegro de que las palabras de Benedicto XVI del día 5 hayan suscitado vuestros comentarios. Me vais a permitir ahora que os someta un razonamiento un poco más elaborado si no sobre ellas, sí sobre lo que las msmas pretenden suscitar o sobre lo que de las mismas yo interpreto. Vosotros me diréis.
Mirad: sólo la consideración de un absoluto puede llevarnos a la consideración de un relativo, puesto que relativo es "aquello que hace relación a". Dicho ésto, y en relación con la Transcendencia, utilizando notas, guarismos o versos, nosotros no hacemos sino "relativizar" su realidad.
La cuestión es si existe o no una correspondencia de nuestras opiniones con aquello que interpretamos, dando por supuesta en todo caso nuestra buena voluntad.
Esta correspondencia viene determinada por un rango que fija la Ley Natural, como expresión imperceptible de una ordenación que impera el Cosmos (imperceptible quiero decir si pretendemos percibirla con nuestros sentidos externos, y no con la luz de la razón).
Es la razón una facultad humana que sintetiza nuestro conocimiento y nuestra voluntad permitiéndonos conocer realidades razonables; pero aunque como posibilidad existe y está abierta a todos los seres humanos en el ámbito de su conciencia (en ocasiones pienso que es más expresivo denominarla consciencia), lo cierto es que las verdades o las realidades que tratamos de razonar para poder interpretarlas tienen que ser razonables, es decir, tienen que tener razonabilidad y ser acordes a la razón.
La razón que se nos transmite el relación con el Absoluto, es el conocimiento de Dios.
Todos habremos oído mil veces (o más), que nuestra conciencia ha de estar formada, o aquello que yo decía de que "sin ciencia no hay conciencia". Pues bien. No se trata de una ciencia cuantificable, sino de la que surge de la experiencia de Dios, de aquel momento en el que lo que sabemos se nos muestra como certero porque surge de la vivencia de una evidencia.
Ante esta percepción, eliminamos o renovamos argumentos o formulaciones anteriores, porque "sabemos" que estamos en pleno progreso.
Pues bien: en ocasiones, y en ese "nuestro progresar", el conocimiento de la realidad de Dios de la que hablo se ve contaminada aparte de nuestra coyuntural necedad, por opiniones ajenas a las que damos un valor exagerado. No dejan de ser "buscantes" (como nosotros mismos) que en ningún caso van a llegar a manifestar (como tampoco nosotros) la verdad acabada del conocimiento que pretendemos poseer.
Como los cristianos sabemos, ese conocimiento "sensible" de las cosas de Dios se nos ha alcanzado con la encarnación de Nuestro Señor Jesucristo. Él si conoce la verdad de Dios y nos la ha participado.
Reconozco que yo soy la primera a la que le ha costado lo suyo caer en esa vivencia, pero gracias a Dios ha sido así. La cuestión es que siempre estaba ahí, pero, aunque yo lo intuía, mi "nescencia" precisamente no me permitía vislumbrarlo.
Otras personas no creyentes también han llegado a esa vivencia, porque Dios a todos nos habla. Esa percepción les llega precisamente porque son contemplativos: porque son capaces de ver la mano de Dios en toda la naturaleza e incluso (pese a nuestros errores) en el comportamiento humano.
Pero en ocasiones ese conocimiento se nubla en ellos como en nosotros precisamente por nuestra vanidad: porque queremos ser como dioses. Así, manipulamos, conducimos o erramos a otros seres racionales, queramoslo o no, no buscando la razón que queremos transmitir por ella misma, sino nuestra propia interpretación de la realidad.
Acaso que nuestras versiones sean compartidas nos afiancen. Pero aunque fuéramos todos opinando al unísono, nunca variaríamos ese orden pre-establecido del que habla Benedicto XVi y que no es sino la expresión viva a través de sus actos de la Sabiduría de Dios.
No se lo que os parecerá lo que me he decidido a compartir con vosotros...
8 comentarios
dorota -
Ella "se fía" de una persona de cuyo criterio no duda. Tú, de los resultados de la ciencia, y ambos pretendéis que lo que decís es confiable. Si estos criterios (más o menos compartidos) pretendieran imponerse y se impusieran dando como resultado un obscurecimiento de la verdad, estaríamos ante un ejemplo de relativismo, pero eso vamos a dejarlo ahí.
Seguro que tú, Joaquim argumentarás que los datos son datos "objetivos", pero yo me pregunto...
... ¿no son el tiempo y el espacio magnitudes, y como tales sólo maneras de medir?,
... ¿está todo dicho sobre la energía?...
... o, supuesto que esos seres existan, ¿tendrían obligatoriamente que tener nuestros condicionantes?...
Ahí queda, por si queréis insistir.
Estoy de acuerdo contigo, Joaquim en que la experiencia de Dios no es exportable, ¡pero es algo tan magnífico!...
Cuando la tienes, es decir, cuando te conviertes, cuando "te vuelves o viertes" enteramente a Dios, realmente te cambia la vida porque su Luz la ilumina. Es lo de la perla que te encuentras y por la que dejas todo que dice el Evangelio.
Es una experiencia que todos podemos tener, aunque a veces para alcanzarla haya que soltar un poco de lastre y tengamos también que dejarnos purificar, pero después nada te extraña ni a nadie pretendes anatemizar. Como decía Gorka en una intervención anterior, eres más persona y aprendes mejor a respetar.
Me despido con muchísimo cariño de los dos. Como decimos en mi tierra, esker'ik asko a ambos
Joaquim -
De acuerdo en que puede haber criaturas de Dios en cualquier lugar desconocido del universo.
No he dicho de ninguna persona cabal que mienta.
Un saludo sincero y cordial.
Almu -
¿Acaso se puede saber qué es lo que le vino en gana crear a Dios?
¿No serían criaturas aunque tuvieran una composición diferente a la nuestra?
¿Por qué iba a mentir una persona cabal?. Yo si puedo estar equivocada, pero no fuí yo quien lo vió sino él.
Joaquim -
Joaquim -
almu -
Joaquim -
Almu, podrías darnos más datos acerca del objeto que vio el señor al que te refieres, como por ejemplo: ¿Si era una nave interestelar autopropulsada y tripulada por seres extraterrestres inteligentes u otra cosa? Tenemos derecho a saberlo.
Almu -
Buscando tu respuesta me he encontrado con tu nuevo artículo. Te diré que nunca había intuído lo absoluto como tan absoluto.
Esperando algunas intervenciones de momento me despido, pero cuenta conmigo.
Por cierto, no se si el señor del que hablaba es o no cristiano, pero quizá sí.
Lo que si te digo es que actúa como si lo fuera.