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::: Dorotatxu :::

LA OPCIÓN POLÍTICA DE DIOS

Contesto con este artículo, a un comentario que me enviaba Teófilo y que titulaba "una, católica, apostólica y románica"...

Su comentario partía de la indignación que le provocaba un pequeño vídeo aparecido en internet y que Vds. podrán encontrar en la siguiente dirección: http://www.youtube.com/watch?v=SOiMRksAlbU&mode=related&search.

Mi contestación sería la siguiente:

“Yo creo que esta señora, en el fondo se está quejando de su pensión (perdona esta pequeña broma)...Sencillamente es una opinión absurda, y tú deberías saber distinguirlo.

Mira: en democracia estamos todos, y todos sabemos lo que es una democracia (al menos teóricamente), pero con la edad todos tenemos un paraíso perdido, y el de esta señora está claro que lo sitúa en los tiempos franquistas. Lo malo es que tendemos a mezclar nuestros deseos con la realidad hasta el punto que ésto condiciona nuestra visión de los hechos y nuestra conducta, y eso es lo que le está pasando a ella, pero la realidad se impone, nos guste o no.

A ella le causa disgusto; a nosotros (la democracia) no. Lo que lamento, es que (como viene siendo habitual) nos encontremos relacionada una corriente o una opinión que no deja de ser política, con Dios.

Dios no es algo que se pueda monopolizar, puesto que nos transciende, y eso quiere decir que está por y para todos. Que, como dice el Evangelio, hace nacer la luz “para buenos y malos”...No quiere decir que cuantos nos proclamamos católicos, apostólicos y romanos seamos “los buenos”, y el resto “los malos”, sino que para Dios no existen categorías.

Sólo Él conoce nuestra intención, y sólo a través de ella nos relacionamos con Él, y en ese sentido, no somos quiénes para juzgarnos unos a otros (también nos dice el Evangelio “no juzgues y no serás juzgado; no condenes, y no serás condenado”).

Eso no quiere decir que no podamos, y además debamos, calibrar lo que es objetivamente bueno, y lo que es objetivamente malo, o dicho de otro modo, qué situaciones o qué decisiones son moralmente buenas o malas en función de que contribuyan de una u otra manera a nuestro desarrollo espiritual y personal.La Iglesia tiene un papel garante de estas interpretaciones, pero siempre que las mismas sean conformes al Evangelio, es decir, que estén informadas por el Espíritu del Amor.

Pero como la Iglesia está compuesta por seres humanos (y la Iglesia somos todos, no únicamente la jerarquía), es ahí donde caben los errores que a veces tanto hacen sufrir. Tú también eres Iglesia, y como tal, siempre que actúes conforme al Evangelio (es decir, del modo más humano posible puesto que su contenido no hace sino iluminar una vida auténticamente humana y merecedora de ser vivida), eres un ser libre que puede decidir hasta qué punto determinadas opiniones o comportamientos pueden condicionar tus conceptos y tu actuación.

Verás que actuando de este modo, aparte de hacer uso de tu libre albedrío, los sentimientos que esto te provocará serán los propios de una gozosa alegría. Son unos efectos sensibles, además. Te hablo de la paz: de la paz del espíritu.

Mira:

Tú también cometerás errores. A veces involuntariamente. De los errores no se deriva la paz, pero nos sirven para corregir el rumbo hacia ella, y de ahí es de donde se deriva la necesariedad del magisterio de la Iglesia.

En este punto tienes que distinguir el magisterio auténticamente evangélico (que sin ser así dejaría de ser magisterio), de las opiniones de algunos de los miembros de la Iglesia por muy encumbrada que sea su misión.

Cuenta con que, en tanto que compuesta por seres humanos, también en sus opiniones cabe el error (más detectable cuando se trata de relacionar a Dios con temas u opciones políticas), pero piensa que el auténticamente error por nuestra parte sería no distinguirlo.

Puesto que desgraciadamente esta asociación se ha dado en suficientes momentos de la historia, el tipo de reacciones que pueden provocarse entre personas como la que observamos en la señora del vídeo que me remites son las propias de personas que, creyéndose en posesión de la verdad (¿?), mezclan, confunden e identifican la verdad con sus propios deseos y paraísos, no dándose cuenta de que una y otros para un cristiano, están auténticamente en manos de Dios.

No se qué te parecerá cuanto argumento...Espero tu contestación....” 

 

1 comentario

txaber -

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