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::: Dorotatxu :::

CARTA A MANUEL ALCÁNTARA

Vd. ha sido el que ha hablado de Dios. Lo ha hecho  en la contraportada de El Correo del 11 de septiembre de 1998, en su artículo      EL CLUB DE LOS MILLONARIOS.  Había un dato objetivo: ““La ONU ha publicado el catálogo de los Epulones último: El 47% de la riqueza mundial está en manos de 225 personas; 1.300 millones de seres humanos viven con unos ingresos inferiores a 1 dólar al día; 225 “tipos” acumulan la misma cantidad que los 2.500 de personas más pobres...””  Había una frase de León Bloy (Vd. dice que era un ser algo resentido): “Para saber la opinión que tiene Dios sobre el dinero, sólo hay que fijarse en la gente a quien se lo da”.   Pero era Vd. el que se planteaba: “¿Qué opinión tendrá Dios sobre la gente a quien se lo niega?” y añadía: “Quizá no ha reparado en éllos”.   ¡Mire que a mí me gusta leerle...!. Me gusta porque suele hacerme pensar. Supongo que formará parte del encanto del género literario que Vd. practica.  Le diré que en esta ocasión también lo ha conseguido, verá: No voy a meterme con Vd. por lo que apostilla porque no podría. No me es posible asociar en serio la formulación que Vd. hace con una persona razonable. Una persona razonable razonando, no utilizaría en su discurrir esa “fuga dialéctica” a modo de conclusión... Y Vd. es una persona razonable.  La asocio con un tópico, con un recurso retórico, con una utilización del lenguaje... que no hace otra cosa que confundir respecto a una verdad objetiva: El  verdadero ser del hombre, su verdadera naturaleza.Sabemos los creyentes que Dios creó al hombre “a su imagen y semejanza”. Tal vez, profundizando sobre el conocimiento del hombre,  podamos acercarnos más a la idea de Dios. Es una consideración hermosa que yo me hago. Me ayuda a discurrir. Pero, aún y no siendo creyentes (digamos que, sea como sea o sea cual sea su origen), el hombre es una realidad que habita, manipula y somete a este entorno nuestro que llamamos Tierra. Hasta aquí creo que podemos todos estar de acuerdo. También podemos estar de acuerdo al afirmar que el hombre es un animal racional, ¿no?, o, por lo menos, pensante. Bien, pues una característica de los seres “pensantes” es que somos capaces de actuar para conseguir nuestros fines, y hasta de programarlos en el tiempo. Lo sabemos perfectamente. Y sabemos también que existe un fin último capaz de estimular al común de los mortales: el deseo de felicidad.  Bueno, pues, a mi modo de ver, ese es el “quid” de la cuestión: con el dinero (para un creyente otra realidad creada que coexiste con nosotros y que nos es sometida) se pueden hacer muchas cosas. Depende de “dónde hayamos puesto el corazón”, o de cómo lo utilicemos para conseguir nuestros deseos de felicidad. De cómo lo ordenemos para conseguir nuestros fines. Es cuando consideramos el dinero como un fín en sí mismo, cuando ciframos en él nuestro deseo de felicidad, cuando surge el problema. Porque la idea, la formulación que un hombre se hace de su felicidad condiciona todo su comportamiento. Así, hay personas que acaparan y lo que someten no es a la naturaleza, sino a otros hombres... La naturaleza, los bienes de la naturaleza, están ahí. Están ahí, son suficientes, y no son para unos pocos. Están ahí desde el principio y también son para los que Vd. dice que “Dios se los niega”. No tenga duda de que están en perfecta armonía con todo lo creado. Y no porque Dios lo haya hecho todo bien (cosa que es evidente), sino porque la armonía es una característica de la naturaleza: Entiéndase por armonía el orden y proporción interna de las partes en el todo.  Pero Vd. y yo sabemos que ése no es el problema. Ojalá me contestase.

4 comentarios

Dorota -

No te inquietes lo más mínimo, María.
Sólo somos una cuadrilla de gente que acabamos siendo amigos.
Cada uno dice lo que le parece, y comprobarás que no siempre estamos de acuerdo.
Lo que sí estamos y estaremos, es encantados de poder contar contigo.
¡Hasta pronto!

maría -

claro que si, me pondré a la última para estar con todos, pero me queda tanto que leer...estaré un poco por el presente y otro poco por el pasado, y así voy acostumbrándome, (te diré como secreto...que es la primera vez que opino en un blog y me da un poco de no se que que mis opiniones las lea mucha gente...)

Dorota -

Sabes que no puedo estar más de acuerdo contigo, María.

Te diré que me encantan las formulaciones que tú haces, y que -en la medida que algo te sugieran- me encantaría que comenzaras a opinar en artículos más recientes, ¿sí?...

Me alegro muchísimo de que leas los antiguos, ¡como no!, pero es que tu opinión la considero muy valiosa y pienso que muchos de los lectores actuales no tendrán la paciencia y la consideración que tú manifiestas al comenzar tu lectura con artículos de hace casi un año, y no tendrán por tanto ocasión de leerte.

Intervén cuantas veces y en los artículos que tú quieras, claro está. Siempre estaré a tu disposición; pero es que a mí me gustaría que empezáramos todos a conocerte...

¿Podremos, entonces, contar conrigo?...

maría -

No creo que se atreva, a contestarte...ni aun atreviéndose, creo que pudiera defender una falacia.
Yo creo que de entre los que más tienen (hablando en términos económicos), que son los menos, quizás halla más en proporción que sean los más pobres, (hablando en otros términos que no creo que muchos de ellos se paren a analizar), y es una lástima, porque nada de esos bienes materiales que se esfuerzan en acaparar les va a servir de equipaje para el viaje que todos vamos a compartir, en igual clase y destino...Dios no se olvida de nadie, Dios no se olvida de los que basan su felicidad en Todo lo que El sinifica, sino que los que sustituyen la felicidad inmaterial, (que es la unica que acompaña y crece siempre)por la material, son los que no reparan en Dios.